miércoles, 6 de noviembre de 2013

ALIMENTANDO NUESTRO SER

Nuestro ser obviamente es todo lo que somos, no hay ninguna parte, por mucho que nos guste o disguste, que podamos excluir. Es por ello, que todo aquello que nutre una o varias partes de nuestro ser, podemos clasificarlo cómo alimento. Llamando alimento a lo que nos hace desarrollarnos, en cualquiera de nuestros niveles o planos.
          Los alimentos que nosotros contemplamos como principales, suelen ser los que alimentan al cuerpo físico, de ellos la comida es considerada la más importante, si bien de los tres alimentos principales  del cuerpo, el aire es el más necesario.
          ¿Pero cuál es el que alimenta nuestro ser, como totalidad?
          Si bien cada parte tiene su alimento, el que alimenta, nutre y desarrolla al ser, “es nuestra vida”. Es a través de ella, que nos alimentamos con nuestras vivencias y experiencias, es nuestra actitud la que determina cómo vamos a aprovecharla y es nuestra capacidad de aceptación la que nos permitirá vivir libres, siendo simplemente lo que somos o vivir cargando con nuestros reproches, deseos, frustraciones, inconformismo o cualquier otra cosa que no está en nuestro plato (nuestra vida) o bien con aquello que no hemos asimilado.

          A veces, desearíamos poder quitar del plato, todo lo que consideramos que no es nuestro, no nos gusta o nos parece inconveniente, pero al igual que pasa con nuestro ser, que es la integración de todas sus partes; no podemos separar nuestra vida, de la Vida de la que somos partes. Lo que percibimos como nosotros, es simplemente el resultado de su interacción con el resto del universo.
          Realmente es lo que aprovechamos de lo que vivimos, lo que nos alimenta y modifica lo que contribuirá, junto con nuestra masticación de cada momento, a convertirnos en aquello para lo que vivimos.
          Y lo que envenenará nuestro ser, nuestra vida, al igual que con la comida, el veneno no será la calidad o tipo de vida. Es el quedarnos con lo innecesario, cargar con experiencias o vivencias que no hemos asimilado, (se han convertido en lo que somos), lo que nos envenena, independientemente de su calidad.
          A través de nuestra vida, somos los verdaderos constructores de la Vida, de lo que somos, Yo.


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