sábado, 4 de enero de 2014

LA BUENA POLÍTICA-1

          Toda nuestra felicidad depende de que seamos capaces de mejorar nuestra situación para el futuro. Hemos tenido algunas equivocaciones en el pasado y nuestro presente es un poco diferente, a lo que se supone que debería ser nuestra vida, a estas alturas del desarrollo social y humano.
          Estamos cambiando las leyes, que no han sido capaces de proteger: a los débiles, a los honrados, a los trabajadores y a las buenas personas. Estos cambios, nos traerán un futuro mejor sobre todo para: los poderosos, los deshonestos, los vividores, las alimañas y a quien le importe solamente su propio ombligo.
          Son las consecuencias, de las leyes surgidas de la idiosincrasia de nuestros dirigentes, legisladores y escala de valores.
          Afortunadamente, estamos todavía a tiempo de repasar antiguas legislaciones, que muchos de nuestros políticos y conciudadanos quieren sumir en el olvido.
          Dios tiene un día dedicado a su santificación, ese día es hoy. La mejor manera de santificar a Dios es: amar y respetar la vida, amarnos y respetarnos nosotros mismos y sobre todo para santificar a Dios, es imprescindible santificarnos entre nosotros. ¿Cuándo?, pues el día del Señor, hoy, ahora, por toda la eternidad.


          La parte necesaria para honrar a los padres, es la de haber nacido. A partir de esa premisa, deberíamos saber qué tipo de padres tenemos, todos comentamos a veces acerca de nuestros padres: deportivos, espirituales, políticos, culturales, ancestrales, y en general las personas  o la vida que nos han antecedido y han originado lo que somos ahora.
          La gratitud a todos ellos, es lo que se presupone que debe de hacer quien quiera llamarse buen hijo. Somos los creadores y herederos de la vida en que estamos inmersos, siendo a la vez hijos y padres de lo que somos y nos rodea.
          El realizar nuestras responsabilidades, dar lo mejor de lo que somos en cada instante, con nuestra honradez, dedicación y sinceridad, es la manera de honrar a nuestros padres, a todos ellos, que podemos simplificar con la unidad de todos ellos en la Vida, nuestra verdadera y único Padre-Madre.

    

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