jueves, 14 de julio de 2016

EL ENFADO


       Un día que no tenía qué hacer, me fui a ver a Dios donde estaba descansando.
       Me senté a su lado y le miré un poco de soslayo, pues no estaba seguro de cómo preguntarle. Finalmente me decidí y le dije:
       ¡Oye tío!, cómo es que con los enfados que me cojo, cuando alguien dice algo de mí que es mentira o no me gusta, Tú te quedas tan tranquilo, con lo que decimos que eres y que no eres y hablamos de ti.
       ¡Siendo Todo!, me contestó.
       O sea, que eres también eso que decimos que no eres.
       Sí, además del sonido de las palabras que dicen lo que no soy, la persona que las pronuncia, el que las escucha y sus entendimientos.
       Pensé que se estaba burlando de mí, así que le miré y me salió del alma un: “No tengo ni idea de lo que me estás diciendo”. ¿Por qué eres Todo?.
       Simplemente porque es lo que habéis dicho vosotros: “Dios es Todo”.
       O sea, que te enfadarás cuando decimos que no existes, o que eres el culpable de todo lo malo que pasa o cosas así.
       Es que siendo Todo, soy también eso, incluso cuando decís que no soy, Soy ese no-ser.
       Así que le miré, me dije: “Este está loco”, y pensando que se burlaba de mí, me marché enfadado.


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