jueves, 20 de septiembre de 2018

SIEMPRE DOS MITADES

          Generalmente resaltamos actitudes y acciones que definimos como positivas.
          Miramos el abrazo como algo que nos hace más humanos, que nos dignifica, al acoger entre nuestros brazos algo que unimos en nuestro corazón.
          Pero hay que abrazar también para apuñalar por la espalda, al sentirse segura la otra persona.
          Podemos abrazar nuestras mascotas cuando estamos solitarios o contentos, para desahogarnos con ellas cuando no, ignorándolas o abrazándolas con tanta fuerza que las agobiamos, dañamos o casi ahogamos.
          Cerramos los ojos en muchas cosas que emocionan o que sentimos profundamente, pero las emociones son positivas o negativas, con lo que a veces cerramos los ojos cuando besamos con amor, o cuando besamos para vender con un beso.
          Podemos sentir compasión por los demás por amor o esperando la recompensa o que nos lo devuelvan con intereses.
          Incluso cuanto más amamos, más cerca estamos de odiar. Pues hay gran diferencia entre amar y Amor.
          Consideramos amigos, a las personas que hacen cosas que nos agradan o nos parecen bien para nosotros. Pero a veces son personas que quieren que las cuidemos o vivir nuestra vida. Olvidando muchas veces que nuestra amistad es la que damos más que la que recibimos.
          Y es que intrínsecamente, no existe algo bueno o malo, todo al ser considerado bueno, se le añade su mitad de mala.
          Es algo que existe y se manifiesta así en todos los planos de la dualidad, cuando hacemos, pensamos o sentimos algo, no tiene polaridad, no es intrínsecamente bueno o malo.
          A veces un mal pensamiento, un deseo malvado, puede ser un desahogo que haga innecesaria la acción o manifestación.
          No hay nada que nos obligue al mal, tampoco al bien. Es la sociedad y la manifestación de vida que deseamos la que debe dirigir nuestras acciones. Es nuestra conciencia, nuestra Dignidad, nuestra Humanidad la que debe de transformar en acción, la parte positiva de nuestras frustraciones, de nuestra insatisfacción.
          Lo malo no es un mal pensamiento, un sentimiento malo, sino el dejarse dominar por ellos, porque no es un problema de la Vida, sino el de nuestra humanidad, el de la Humanidad de la Sociedad de la que somos una parte y toda ella.
          Incluso al hacer el bien, siempre habrá algo que podamos dañar o hacerle el mal. Crear un fuego para salvar a alguien congelado, daña al árbol, a la hierba, al oxígeno del aíre, y tantas cosas como tienen que cambiar lo que son para poder darle vida al ser congelado, o a quien vive gracias a ese sacrificio.
          Es precisamente este sacrificio de la Vida para mantener la Vida, lo que hace que este daño, este transformarse en cenizas, no sea apuntado en el mal, sino en el Amor.
          El Amor, evita las mitades, funciona desde la Unidad, desde el Vacío de Percepción, manifestando solamente la Individualidad Positiva.



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