jueves, 17 de octubre de 2019

AL CONVIVIR

          Es difícil comprender, el porqué de que tanta gente que pide: paz, libertad, democracia, bienestar, honradez, seguridad y todas esas cosas relativas a la convivencia humana. Destruyan cuanto hay, para no saber crear nada.
          La mayoría de las veces que esas gentes se han dedicado a pedir y destruir lo que había, ha significado un cambio de poder, un retroceso y seguir igual.
          La República terminó de hundir Roma.
          Los tártaros, y otras culturas bárbaras, destruyeron la cultura china, para restaurarla posteriormente.
          La Inquisición destruyó el mensaje crístico de amor, necesitando retroceder a filosofías más antiguas para recuperar el conocimiento.
          La destrucción de las monarquías, de los zares, llevó a regímenes totalitarios y repúblicas que destruyeron lo que había para cambiar el poder y los valores, sin mejorar la humanización.
          Cuántos reyes destronados para poner otros iguales o peores.
          Cuántos poderes destruidos, para seguir en una sociedad de abusos y violaciones.
          Cuántos abusos y cuántas violaciones desterradas para que sigan y se creen otras nuevas.
          Los que permiten la destrucción, pagan y arreglan lo destruido.
          Pero incapaces de crear la paz, ofreciendo, dando o impidiendo que los destructores, los que no aceptan la convivencia instituida, los que sin hacer algo por alguien o por ellos, se dedican a reclamar, pedir, exigir y abusar y violar los derechos de los demás, no cumplan con sus responsabilidades con ellos mismos y con la sociedad que destruyen, abusan y violan.
          Porque quienes realizan esos actos, no lo hacen por una mejor convivencia, sino por su ignorancia de lo que es el respeto y la Humanidad.
          El bienestar y la convivencia, no nace de exigir a los demás, sino el de crearlos entre todos, desde la aceptación y la unión.
          Hay veces que tenemos que huir de nuestra sociedad, porque es imposible convivir. Pero creamos bandas, como en nuestras sociedades, en las que nos acogen. Seguimos abusando y violando de los demás para obtener lo que deseamos, sin importarnos el ser acogidos.
          Crear el bienestar, la paz, una convivencia humana, no puede nunca ser, la imposición, o fruto de la desunión o el egoísmo, sino de actuar con la responsabilidad de un ser humano.


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