viernes, 22 de noviembre de 2019

FLUIR

          Me preguntaban el otro día, mi opinión acerca de si la energía mental o las energías de quien muere o partes de ellas, pueden incorporarse o entrar a formar parte de una persona estando o incluso no estando presente en esa muerte.
          Son temas, que en sí mismo son complicados, pues las respuestas serían dadas desde las creencias o forma de entendimiento y percepción de quien opina.
          A veces lo más simple, lo que nos responde mejor a las preguntas de lo espiritual o trascendente, es mirar lo material, de lo que sucede continuamente en nuestro vivir diario, de lo que se manifiesta a nuestro alrededor.
          La Vida es un Fluir, se dice desde el entendimiento diferente, de gran número de personas.
          La mayoría ven ese fluir como el del río, o un fluir en movimiento, en el que se camina armónicamente, desde un punto a otro, desde un momento a otro de la vida.
          Pero hay otro Concepto del Fluir de la Vida: Ser y Existir en el Ahora, sin movimiento, sin cambio, sin nacer o morir. Que, sin embargo, sin existir movimiento o tiempo, se muestra en el Infinito, en la Eternidad. Fluir sin Cambio, solamente Siendo.
          Si miramos el viento o la lluvia, se mueven, a veces mueven cosas del lugar donde estaban, pero siempre siguen por donde no hay algo que les impida pasar, siempre fluyen por los lugares abiertos, el agua bajando desde lo alto, al punto más bajo donde hay un vacío que ocupar.
          Cuando una individualidad se descompone, sus componentes fluyen, igual que la lluvia: Regando páramos, humedeciendo a sequedad, dando de beber al sediento, limpiando la suciedad, arrastrando lo que no debe de permanecer en un lugar, y la que no es usada en el camino, regresa al mar, para de nuevo ser lluvia.
          Cuando abrimos nuestra mente, nuestros corazones, nuestro mundo emocional, pueden salir las individualidades que hay dentro. Pero la puerta abierta, permite también entrar libremente a quien desee pasar o se sienta atraído por lo que hay dentro.
          No deja de ser lo mismo que hace la lluvia, seguir el camino por donde está abierto, entregando lo que se necesita a su paso.
          Pero hay que cuidar que no encuentre la lluvia terrenos inestables, o que se construya en sus caminos, o que usemos los puntos bajos para guardar nuestros tesoros, porque la lluvia lo destruirá en su caminar, en su fluir.
          La puerta abierta del Mumonkan, es inexistente, al igual que la cerrada, no obstante, nuestra mente, materia, energías, emociones, tienen que penetrar en el Vacío, a través de la puerta, sin poder saber si se entra o se sale, pues ambas opciones están equivocadas.
          La Vida Fluye al vivir y al morir, ella vive en ambas orillas, que solamente son Una en el Ahora.



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