viernes, 17 de junio de 2022

MAESTRO

           Cuando leemos esos libros que decimos espirituales, vemos que casi todos llaman al Maestro, a quien le aportó ese conocimiento y vivencia Espiritual, que hace que su vida, cambiase.

          Tras conocer al Maestro nunca vuelves a estar solo, nunca más vuelves a estar en compañía, has resuelto tus dudas, has dejado de aprender, regresando a ese punto donde sólo la Ignorancia te acompaña.

          Pero a quién puedes decirle o explicarle, a qué sabe el café que nunca vieron ni bebieron.

          Cuando leemos esos libros, en los que las personas que nos hacen ver la Vida, como nunca la hemos visto, nos hablan de su Maestro o sus Maestros, cuando ves que alguien que no te ha enseñado nada, que nunca se ha cruzado en tu camino, por medio de sus escritos, te hace soñar con encontrar a quien te enseñe todo cuanto es necesario para convertirte en Sabio, que aporte la Luz a tu Conocimiento.

          Recuerdo como he contado tantas veces, la pregunta de mi Maestro, sangrante, sin palabras, un solo ¡Zass!, que me saco la respuesta de que la pregunta había sido innecesaria.

          Es lo que siempre te muestra el Maestro, sus Preguntas son innecesarias. Pero: ¿Cómo saberlo si no la hubiese hecho?, no habría encontrado la respuesta, si el Maestro no me hubiese realizado la pregunta, quedándome en la Eterna Ignorancia, sin poder encontrarla.

          Pero buscando, nunca encontraremos al Maestro, no es posible encontrar a alguien que nos enseñe la Verdad, no hay palabras suficientes para explicarla. No hay Sabiduría suficiente para conocerla.

          Encontraremos muchas personas que nos enseñarán, casi cualquier persona puede enseñarnos y las que no lo hacen es por nuestra incapacidad de aprender.

          Es por ello que el Maestro nunca nos puede enseñar su Sabiduría, su Conocimiento, porque es algo que no ha encontrado, que no posee. No pudiendo por tanto enseñar lo que desconoce.

          El Maestro sólo puede ayudarnos a encontrar lo que nunca hemos podido olvidar o dejar lejos de nosotros: Lo que somos.

          No hay otra cosa que pueda hacer por nosotros que aprendamos aquello que sabemos. Por eso nos pregunta para aprender de nosotros.

          Sólo hay una forma de encontrar al Maestro y es siendo Discípulo.

          Él no se cansará de ser el espejo, donde nos veamos una y otra vez, hasta que descubramos quién somos.

          Pero no puede por tanto ser un espejo que refleje lo que hay, lo que puede verse tal como es. A veces se vuelve opaco, sin que podamos ver nuestra cara reflejada. Otras, distorsiona la imagen, para que veamos alguien desconocido en la imagen. A veces simplemente se vuelve cuadro, donde podemos ver cualquier imagen.

          Porque si sólo nos reconocemos al ver nuestra imagen reflejada, no sabremos nunca lo que somos.

          Siendo que, además, por mucho que aprendamos, por mucho que alguien nos enseñe, no podrá mostrarnos la Sabiduría que encierra: Ser lo que eres, quien eres.

          Por ello el Maestro, no necesita enseñar, sólo que seamos Discípulo, para llevarnos a encontrar aquello que no encontraremos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario