viernes, 5 de enero de 2024

HOKYOZANMAI

 

The white snow falls upon the silver plate; The snowy heron in the bright moon hides. Resembles each the other, yet these two Are not the same. Combining them, we can Distinguish one from other. Supreme mind

Como un cuenco plateado o blanco, colmado de nieve; como una garza blanca desaparece en la luna brillante, los objetos pueden confundirse en su semejanza, pero son diferentes. De cerca, aun viéndolos juntos apreciamos sus diferencias. Es la Mente Suprema.

No puede expresarse con palabras, pero para quien se esfuerza siempre ofrece respuesta. Aferrados a las palabras, caemos en la oscuridad y la dependencia. Rechazar la realidad básica, es vivir sin salida, en eterna duda.

           Acostumbrados a mirar, y ver aquello que hay ante nuestros ojos, nos cuesta esforzarnos por ver lo que hay realmente.

          Leemos frases, libros y cuanto cae en nuestras manos, viendo el significado de las palabras. Sin darnos cuenta de que la palabra comer, no nos quita el hambre.

          De la misma manera, el entendimiento de las palabras no nos lleva al conocimiento, menos aún a la Sabiduría.

          Cuando miramos el cuenco lleno de nieve, es difícil ver el cuenco, la garza blanca, es difícil de distinguir y saber lo que es, en el brillo de la Luna.

          Obviamente, dependiendo de la luz y los contrastes, se facilita o dificulta, saber lo que hay ante nuestros ojos. A veces ver algo que se mueve ante el Sol, nos dificulta el verlo pues seremos cegados por la intensidad de la luz. Si miramos algo brillante en un lugar luminoso, el reflejo nos impide conocer lo que vemos. Sin luz suficiente, tampoco podremos reconocer en su totalidad lo que vemos.

          Pero el esfuerzo que hacemos por conseguir iluminar correctamente lo que observamos, el hecho de mirlo de cerca, aumentando o disminuyendo su tamaño. Tampoco nos permitirá saber la realidad de lo que observamos.

          Siendo la realidad que vivimos, siendo la realidad que nos esforzamos por conocer, caminamos no en la Gran Duda, sino dubitativos de nuestro vivir.

          Buscar la Luz, que nos permite ver la Realidad de las cosas, de nosotros mismos y de lo que leemos, oímos o vivimos, es un trabajo arduo, que sólo encontraremos si la encontramos en el lugar correcto, que casi siempre es donde no es necesario buscar.



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