Hay dos clases de personas:
w Las que se
equivocan, cuando no creen en Dios porque no lo han visto, siendo que se peinan
todas las mañanas.
w Las que se
equivocan, cuando creen en Dios, porque lo ven cada mañana cuando se peinan.
w Las que se
equivocan, cuando creen que la Vida nunca se atreverá a destruir, la obra
cumbre de Dios (ellos).
w Las que se
equivocan, cuando creen que la Vida puede destruir algo.
w Las que se
equivocan, viviendo intentando saber lo que es la vida, y no la encuentran, ni
la ven.
w Las que se
equivocan, creyendo saber lo que la vida es.
Un Maestro
Zen, le dijo a un discípulo que si veía a Dios, que le matase.
El discípulo,
escuchando las palabras del Maestro, comenzó a matar y destruir cuanto había a
su alrededor, cuando había destruido todo el universo, de nuevo fue ante su
Maestro. Le dijo: “He matado a Dios como me dijiste, no queda nada que pueda
ver”. El Maestro sonrió, diciéndole que había fracasado. Creyendo entender que
todavía estaba el Maestro, le mató. Al no poder ver nada, se convenció de que
había terminado su entrenamiento, había cumplido con su Koan, “Matar a Dios”.
Cuando estaba
muriendo, Dios en su infinita compasión, le permitió que viera cómo el inmenso
Vacío que había quedado, comenzaba a llenarse de flores, y los pétalos al
desprenderse se transformaban en estrellas y planetas, donde el discípulo pudo
volver con su Maestro.
Hay dos clases de personas que nunca
se equivocan:
w Las personas equivocadas.
w Las que simplemente son lo que Son.
Otra equivocación es pensar, que Dios
descansó el séptimo día, porque al vernos supo inmediatamente que tendríamos
que arreglar todo lo que Él había hecho.
Dios descansó porque creía que podía
dejarnos en libertad, ha sido su única equivocación.
Su justificación es, que Siendo Libertad:
“La Vida, el Vacío, el Amor, el mismo Dios, y que Todo es Uno”, no nos dejó en
libertad, “Fuimos Libertad, desde antes de ser creados”.
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