LOS FRUTOS
Muchas veces pregunto: “Un pino que da manzanas, ¿qué árbol es?".
Esta
pregunta tan simple en mi opinión, nos permite observar y situar nuestras vidas,
con mejor perspectiva.
En
general todos tenemos claro que la mejor forma de conocer algo, es por el fruto
que da. En casi todos los niveles, es algo que está claro, ¿por qué tenemos
tantas dificultades para observar esto en la vida, nuestra vida, en nosotros?.
Tenemos
una idea preconcebida de casi todo, por lo que cuando pensamos, sentimos o
vemos algo, nuestro sistema automático lo compara con nuestro concepto de ello.
Esto es algo de lo que no somos realmente conscientes, pero es lo que hace que la
vida y por tanto nuestra vida sea imperfecta, incompleta. Es imposible que
cualquier cosa o aspecto de la vida sea igual que la idea de ello.
La
necesidad del manzano de saber que tiene que dar manzanas es inexistente, él es
manzano y no tiene que saberlo para dar manzanas. Esto me recuerda el nombre ese
del Ser, ese algo que estaba antes del principio y que no sabía que existía (no
se si sería un manzano), a mí cuando estoy inmerso en mi vida, también me
cuesta trabajo ser consciente de quién soy, diría que tampoco lo se realmente y
a pesar de todo vivo y debo de ser yo, porque cuando vuelvo a ser consciente de
vivir, misteriosamente se que soy yo, algo innecesario anteriormente.
El comienzo de la energía universal a especializarse o
diferenciarse origina la formación del universo.
Cuando pienso en mí, en ese principio que he debido tener,
recuerdo esas historias de la tierra incandescente, antes de que la vida como
la pensamos, concebimos o sentimos ahora comenzase, las energías comenzaron a
manifestarse en nuevas formas de vida. Misteriosamente aparece algo, sin: ojos,
boca, cerebro, ADN, y posiblemente sin saber donde estaba, ni quién era.
La primera (bacteria, célula) en aparecer, no sabe cómo, dónde,
por qué o quién está aquí, suponiendo que pudiera pensar algo. Alguna
circunstancia debió de hacer que sintiera algo y hete aquí que pudo comenzar a
analizar este sentimiento y por fin saber que era alguien, lo que sería el
principio de la mente analítica, A continuación debería tener más experiencias
puesto que aprendió también a comparar. Siendo este el nacimiento y origen de
la mente consciente.
¿Cuántos millones de años harían falta para que la información
recibida necesitase desarrollar o unir esta forma de vida, con otra que hubiese
aparecido? No lo se y la verdad tampoco es de gran interés saberlo.
Lo que sí parece evidente, es que en esta unión la información
que cada parte tenía, era compartida por todos los que formaban la nueva individualidad
y que cada uno hacía su trabajo, para el funcionamiento correcto de la
individualidad integrada por todos.
Su función determinaba en cada momento, quién era cada uno y su
relación determinaba quién y qué era la individualidad integrada por ellos.
Probablemente estas experiencias y relaciones originarían
nuestra mente consciente (análisis-comparación y almacenamiento), la
información compartida y contenida, para poder reproducir algo parecido,
tendría que encontrar un sistema de transmisión de este conocimiento
probablemente el ADN y la necesidad de adaptación a las circunstancias, iría
creando los órganos que canalizaran, diferentes tipos de energías, para darles
forma como materia.
Las energías que se han materializado tienen que identificarse
con las diferentes tendencias: adaptación-continuidad, individualidad propia y
grupal. La materialización en individualidades, de grupos, necesitan centros de
trabajo donde puedan ser utilizadas las energías para el desarrollo de la vida
material como por ejemplo: supervivencia, continuidad, digestión y asimilación
de las experiencias, para poder evolucionar adaptándose a las nuevas
circunstancias.
Esas individualidades que al llegar a un punto han tenido que
unirse o adaptarse a nuevas circunstancias han ido formando los medios y
órganos necesarios para poder utilizar las nuevas energías que se integraban en
ellas y poder continuar su existencia.
El análisis de la primera circunstancia y la comparación y
análisis de las siguientes podría ser el origen de la necesidad de formarse del
cerebro.
La necesidad de alimentarse de las energías circundantes va
determinando la especialización y diferenciación progresiva de estas
individualidades. Variando la forma en cómo las integran a su individualidad.
Esta alimentación probablemente sería el origen del estómago.
El desarrollo y aumento de la complejidad de nuestras vivencias,
con la actitud y reacciones ante ellas, así como su recuerdo o memoria, daría
origen al consciente e inconsciente, lo que motivaría la formación de los intestinos delgado y grueso.
La multiplicación y diversificación de la vida hace que aparezca
la especialización, que hace que cada individualidad necesite saber qué es lo
mejor para ella dando origen probablemente al hígado.
Las vivencias, alimentos y demás circunstancias de la vida que
nos fueran dañinas o negativas darían origen a los miedos, lo que haría necesario
la formación de los riñones. Este miedo hace que nos mantengamos alerta para
defendernos de aquello que nos es adverso.
El deseo de vivir, nuestro esfuerzo por adaptarnos y sobre todo
la aceptación de nuestra individualidad sería el origen de los pulmones.
Así se ha ido formando todo sucesivamente hasta nuestros días.
De repente, apenas unos millones de años después estoy aquí
preguntando: “Un pino que da manzanas,
¿qué árbol es?
¿Cuándo no soy feliz, cuando tengo una salud determinada, cuando
soy una persona con dolor de espalda, con cáncer, alta, baja, etc.?
Indudablemente tengo algún problema del cual alguien, algo o la vida tienen la
culpa. Porque sabemos que lo natural es tener buena salud, ser felices, y la
democracia dice que somos libres.
Entonces es cuando me surge la pregunta, “Un pino que da
manzanas, ¿qué árbol es?
Si mi fruta es de: felicidad, infelicidad, un estado de salud
que me gusta o disgusta, dolor de espalda, cáncer, etc. ¿qué árbol soy? Indudablemente siendo este mi fruto, debo ser un
árbol de: felicidad, infelicidad, un estado de salud que me gusta o disgusta,
dolor de espalda, cáncer, etc.
Si yo creo que mi actitud y forma de afrontar las circunstancias
no se corresponden con mi situación actual, si creo que la sociedad actual no
es correcta y que la mayoría de las cosas funciona erróneamente, surge la
pregunta, ¿un pino que……..?. El
árbol siempre, absolutamente siempre se corresponde con el fruto. La larga vida
del árbol se manifiesta siempre exactamente en el fruto de ahora. De igual
manera lo que somos y existe ahora en el presente, se corresponde exactamente
con la vida que manifiesta cada individualidad. Nosotros somos el resultado de
nuestras circunstancias a nivel personal, social y universal, somos lo que
somos como consecuencia de nuestra interrelación con el universo en un tiempo
infinito.
Es por ello que llegar a este
estado no ha sido por casualidad ni de repente, millones de años, experiencias,
uniones y separaciones han sido uno a uno los pasos que nos han traído aquí,
tanto a nivel colectivo como individual. En el individual especialmente mi
actitud y reacción ante estas circunstancias.
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