Este es el principio de mis apuntes para explicar la
reflexoterapia, el funcionamiento, origen y relación de las enfermedades con la
salud, así como su conflictividad. Pienso que nuestra salud es el reflejo, de la
manifestación de Vida que somos. Podéis ver que lo que escribo es lo que he
estado practicando, tras la convivencia con mi Maestro, por medio de la
reflexología y mi relación con las personas que me han permitido conocer sus
problemas, buscando juntos cómo cambiarlos.
Muchas veces lo que determina nuestra vida no es lo que hacemos
o pensamos, sino los conceptos que tenemos acerca de ella y otros conceptos
considerados poco importantes. Nuestro concepto de lo que es, condiciona
nuestra actitud ante las diferentes vicisitudes que experimentaremos a lo largo
de nuestras vidas.
Esta actitud determina como nos afectará e influenciará cada
circunstancia en la que nos encontremos, bien por presencia o conocimiento de
ella.
La mayoría de los conflictos, enfermedades y problemas que
padecemos en la vida, tienen su origen en las tensiones y estrés debidos a
nuestros conceptos erróneos de lo que la vida es realmente, percibimos como
nuestra realidad y creemos que es la vida, aquella que vivimos a diario, hablo
de la Vida Real, esa de la que nosotros y todo lo que existe en cualquier
realidad o irrealidad, formamos parte.
No se trata de una vida y universo que gira a mi alrededor, sino
de la Vida y Universo del que formo parte.
¿Cuál es el origen de la conflictividad en nuestras vidas?. La
pregunta es simple así como su respuesta, lo realmente complicado es llevarlo a
la práctica diaria, el hacerlo, el darle existencia real. La respuesta más
lógica y creo que acertada que encuentro es que la raíz, el origen de nuestra
conflictividad, está en los conceptos que tenemos sobre los principios
importantes y básicos que son los que determinan nuestra percepción de lo que somos y lo que la vida es, esto es
lo que posteriormente manifestamos en el devenir diario y nuestra relación con
lo demás. Los conceptos determinantes como yo los veo son: La Vida, Dios y el
Amor, sobre estos conceptos básicos construiremos todos los demás. En todas
nuestras relaciones nuestro entendimiento profundo de estos tres conceptos es
manifestado, con nuestra actitud, aceptación y forma de convivir.
Originalmente la vida se manifiesta “siendo algo” que es
innombrable, pero a sus manifestaciones le ha sido necesario ponerle nombres a
los diferentes aspectos y formas para poder comunicarnos. Uno de estos nombres
innecesarios pero útil es Dios: el absoluto, el eterno, el innombrable, el
origen y final de todo, el sin origen o final, etc. Pero esto es solo un nombre
para algo que tiene nada que ver con el dios de las filosofías y aún menos con
los de las religiones. Como absoluto no debe de tener que ver con nada, pues
todo estaría incluido en Él. En su absolutez, es como cualquier otro concepto
que se defina como absoluto, por ejemplo la Vida o el Amor.
A veces creemos que la vida que nosotros vivimos y el devenir de
las situaciones son la vida, pero La Vida es SER, la vida es en su aceptación,
el presente, lo que hay o existe en cada momento, La Vida es al Ser lo que el vivir es al creer. Vivir es el creer
que ha habido un pasado con cuantas circunstancias lo componen, el creer en lo
que somos y lo que es cuanto nos rodea en el presente, el creer que habrá un
mañana. Todo ello, en un pasado, presente y futuro infinitos en su totalidad y
cada uno de ellos. Cada presente, cada instante, en su infinitud y absolutez es
Vida “LA VIDA”.
Esta absolutez, esta infinitud en relación con el vivir es el
Creer y su nombre como concepto es Dios. Es el Dios de lo absoluto y la
infinitud, el todo incluyente en su vacío, el que no hay nada que pueda creer o
no creer en Él, es como decía anteriormente “Todo Incluyente”. La relación en
términos absolutos de las partes en unidad, es el tercer concepto Amor, el cual
es la entrega, la dedicación absoluta, la disolución del ego, es el Vació
perfecto donde todo es aceptado, es la entrega de la individualidad a la
Individualidad. La peculiaridad e interrelación de estos tres conceptos, está
en que los tres necesitan SER, ser vida, ser dios, ser amor. No es suficiente,
no vale: sentir, pensar o creer en … , hay, que ser.
En nuestros días hay mucha gente que cree que lo natural es no
creer y no podríamos vivir sin creer: en el amor, la amistad, la política, la
humanidad, incluso nos serviría creer que no creemos, porque si bien la Vida es
ser, el vivir es creer. La moda es no creer en Dios y mis preguntas son: “¿En qué
dios no se cree?, ¿En qué dios se cree?”.
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