Dicen los
Mandamientos de Dios, o la filosofía de convivencia para la Humanidad, que: “Amarás al Señor tu Dios,
sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”. La nueva manera es: “Amaras al señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu
alma, y con toda tu fuerza, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo”,
que según mi criterio y opinión manifiesta en un mayor grado, nuestra dualidad
con el concepto Dios.
Nuestro
entendimiento de lo que dice su letra, nos ha llevado desde antiguo, a guerras
por la supremacía del nombre por el que debíamos llamarle, por los ritos que le
agradarían, o por el establecimiento de uno único, que definiese al Dios
verdadero.
Hemos
entendido que el prójimo era las personas que nos gustan, las que comparten
ideología u opiniones con nosotros, las que nos son necesarias para ayudarnos o
para sentirnos bien ayudando, o las que nos interesan sin mirar demasiado las
razones, guardando una distancia con los demás, cuando no una indiferencia.
Otras veces
miramos si creemos en Dios, lo que no nos evita el tener que pensar en el
prójimo o el amor, y cómo debemos relacionarnos para una convivencia en una
sociedad humana. Otras pensamos que no existe nada más que lo que vemos, que no
existe más vida que esta en la que estamos, lo que tampoco nos exime de tener
que convivir con el resto del Universo, haciendo que el tiempo corto o largo
que existimos, pueda ser más o menos agradable, dependiendo de nuestra
capacidad de amar u odiar, y lo que pensemos que es mejor, no solamente para
nosotros mismos, sino para nuestros hijos.
Pero hay como
en toda frase, diferentes lecturas, dependiendo del concepto original que
introducimos al significado de las palabras principales. Por ello es importante
analizar las frases con diferentes conceptos. En el Mandamiento de Dios, nos habla del mismo Dios, ¿Qué concepto de
Dios, tenemos al analizar?. Prójimo,
algo que podemos mirar como las otras personas, el resto de vida en la Tierra,
o el resto del Universo. Y la que para mí es más importante: “Amarás”, tenemos el concepto de amor,
de que tiene que haber algo en donde depositamos el sentimiento y vemos un
prójimo concreto y en la dualidad, o bien lo hacemos en un Amor de entrega y
aceptación absoluta donde desaparece la dualidad.
Si miramos simplemente,
la definición de Dios de las diferentes religiones, que es la que subyace en el
concepto de la palabra Dios, en su significado lingüístico, este es: Absoluto y
Todo, no hay nada que este excluido de Él, ni tan siquiera la Creación, por lo
que amarle desde el mundo dual, sería: “Ser Uno en Él”,
lo que implicaría ser uno con lo demás, ser uno con todo cuanto existe.
Si miramos y
analizamos la comprensión de la segunda parte, podemos ver lo que he explicado
a muchos pacientes: “Tenemos que amarnos
a nosotros mismos, para saber amar a los demás, al prójimo”. Por lo que
desde amarnos a nosotros deberíamos extender ese amor por el resto de cuanto
existe, nuestro prójimo.
Pero también
podríamos entenderlo, como ser uno con el prójimo desde el principio, sentirnos
unidos en la Creación o Universo, viendo al prójimo como a ti mismo, siendo tú
mismo, hasta que desapareciendo el Yo y el Tú, solamente quedase el Amor,
porque : ¿Cómo podríamos amar al prójimo, si es yo mismo; si yo mismo soy uno
con el prójimo?, siendo Todo Uno, no habría a quien amar, ni quien amase, ni
nada que pudiera amarnos, por lo que solamente seriamos Amor.
Dicen que
estas palabras son de la Religión, que es un Mandamiento de Dios, pero yo
solamente me pregunto: ¿Podrá existir una Humanidad que no
viva y sea este Mandamiento?
“Cuando el prójimo sea tú
mismo, le amarás realmente”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario