Esta mañana leía una historia de Gandhi en la página de Blanca.
Al igual que cualquier frase o historia dirigida hacia la humanización, que es publicada como una enseñanza para el
entendimiento y la convivencia, son todas ejemplarizantes o una guía para
actuar.
Pero son estas
frases precisamente, las que al estar dichas o escritas por estas personas que
usamos como ejemplo, las que no deberíamos simplemente mirar su belleza, sino
vivirlas en nuestro ser.
Lo que
contaba la publicación es:
En
cierta ocasión, mientras Gandhi estaba subiendo a un tren, una de sus sandalias
se cayó a la vía. Gandhi y sus acompañantes trataron de recuperarla, pero sin
éxito, pues el tren ya se había puesto en marcha.
Ante
la sorpresa de todos, Gandhi con total calma descalzó su otra sandalia y la
arrojó igualmente a la vía.
¿Por qué
has hecho esto?, le preguntaron.
El pobre hombre que encuentre la
sandalia tirada en la vía –contestó-, de esta manera tendrá un par que pueda
usar.
Mi comentario:
Con la cantidad de personas pobres y cojas que hay en la India,
encontrando dos sandalias, pudo encontrar algo más para lamentarse.
O pudo encontrar a alguien que le faltase la otra pierna. Nuestras
buenas intenciones también dependen de los demás.
Viendo la situación,
imagino que si Gandhi hubiese estado solo, probablemente no habría arrojado la
otra sandalia. En primer lugar si alguien encontraba la primera sandalia, difícilmente
sabría que era de Gandhi quien con su buen corazón y a pesar de que el tren estaba en marcha, tiraría
más adelante la otra para que el que la encontrase tuviese las dos, por lo que
no marcharía a lo largo de la vía para recoger la segunda.
Por otro lado
cuando alguien desea dar algo, no espera a estar rodeado, menos aún una persona
como Gandhi, que probablemente si quería dar unas sandalias, no esperaría a
perder una para tirar la otra y no saber si sería la misma persona la que
encontraría las dos.
Razón por la
que pienso, que simplemente fue un gesto para que los demás viesen que en lugar
de estar preocupados por lo que perdemos, deberíamos compartir más con el necesitado, lo que nos queda.
A veces
cuando alguien dice que le ha gustado mucho alguna publicación de la página, mi
ego se dispara, pensando lo buen escritor y pensador que soy. Pero hay que
volver a vivir la situación, lo que realmente le ha parecido maravilloso, es lo
que esta persona ha entendido, que no se si tendrá algo que ver con lo que yo
he escrito.
Hay otra
frase de estas publicadas que dice: “No
soy responsable de lo que entiendes, sino de lo que escribo”.
Es por ello
que generalmente escribo mi opinión en lo que leo, o algo que no sea el primer
entendimiento de lo obvio. Alguien me dice una frase que me gusta, intento
aportar mi entendimiento o una visión diferente, porque las alabanzas son para
su entendimiento, pero pocas veces me aportan otra visión a mí, si creo que la
alabanza es para mí, solamente me obligan a batallar con el ego si lo tengo.
Mi comentario
es que cuando encontramos algo, o la Vida nos lo da, podemos pensar que no es lo
que necesitamos o queremos, pero también podemos buscar a quien lo necesite. Gandhi
compartió, no se si lo que tenía o lo que le sobraba, pero eso es algo que es
su libertad, la del que encuentra o recibe algo, es agradecer o quejarse,
recibir sin poseer compartiéndolo con los demás o quedándose incluso con lo
innecesario.
Dos sandalias son un problema para un
cojo, pero pueden ser la solución para dos cojos.
Los que había alrededor oyeron las
palabras de Gandhi, pero probablemente no escucharon su silencio, algo que nos
impide vivir nosotros las frases.
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