Nunca
he entendido, qué es lo que percibe la mayoría cuando escuchan las enseñanzas
de la trascendencia de la dualidad o de la integración en Dios o el Ser,
incluso para los que no creen en religiones, la integración en una Vida
Absoluta.
A
veces me da la impresión, que se imaginan un Todo amorfo, en el que desaparece
todo, un Ser sin forma, ni partes, un Todo en el que no hay nada que pueda ser.
Si
tenemos una docena de bolas o canicas, podrían estar en: trozos, polvo, mitades
o enteras, podrían ser de: madera, piedra, cristal, acero, incluso unas más esféricas
que otras, incluso ovoides. Lo que no podremos decir es que no son una docena
de bolas, esto es algo que es Inmutable, si las miramos desde fuera y las analizamos
con nuestra mente, podemos además decir que están en tal estado o que tienen
una forma determinada, incluso sus tamaños. Pero la docena de canicas, ni ha
aumentado, ni ha disminuido.
Indudablemente
si lo único que hay es las canicas, no por ello dejaría de: haber doce, cambiar
sus formas o tamaño, su estado o de qué están formadas.
Pero
lo que no podrían, es saber nada de ello, porque es lo que Son.
Siendo
y manifestando lo que somos, no desaparecerían los ojos, ni las manos,
probablemente seguiríamos comiendo, pero si se trasciende la dualidad, no podríamos
percibir las diferencias o las similitudes, por no vivir en la dualidad.
¿Ha
desaparecido la dualidad al trascenderla?, probablemente no, pero si Somos lo
que somos, seriamos Dualidad, lo que nos impediría percibirla.
Desaparecerían el sufrimiento, los conflictos, los deseos, las comparaciones, …. Porque Siendo
lo que somos, no se puede percibir la dualidad, que es donde se manifiestan las
negatividades. Por eso integrarse en el Ser, es Siendo, integrarse en Dios es
Siendo, integrarse en una Vida Absoluta es Siendo, ¿Qué?, pues lo que somos.
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