Con la
voz entrecortada, estremecida por la falta de democracia en España, por no
permitir que Otegui, al que no calificaré, le sea permitido ser el jefe de la
banda.
Parece mentira,
que asesinaron desde su cobardía, aprovechando que en democracia se puede ir
libremente por las calles, aparcar una furgoneta o coche, sin que nadie te diga
nada, asesinando gente indefensa, a traición.
Hoy se le
ha permitido defender a los asesinos, a una panda de gentuza impresentable, que
no sería ni nombrada en cualquier lugar donde se haya escuchado o leído alguna
vez la palabra humanidad, en el lugar donde debería haber personas con dignidad,
donde ella no debería tener permiso para entrar, en el Congreso, donde los
representantes, deben defender a los ciudadanos, no a los asesinos.
Se le ha
permitido encumbrarse como única conocedora de la democracia, entendida desde
la mentalidad de los asesinos que defiende.
Qué grande
es la democracia, hasta estas personas tienen la libertad, para defender la
ilegalidad, a los asesinos y a los que nunca permitieron opinar diferente a
ellos.
Les es
permitido que tras años de adoctrinamiento, olvidados de los asesinados, los
expulsados de su tierra por opinar diferente, y tanto daño por interés propio,
puedan ser votados, para defender a los encarcelados por asesinos y a los que
siguen presumiendo de haberlo sido, y que volverían a hacerlo.
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