Cuando leemos
las diferentes maneras en las que es descrita la Creación en las religiones y
filosofías antiguas, cometemos los mismos errores que en nuestra creatividad,
no solamente de nuestros logros, sino de la creación de cada uno de nuestros
ahora.
Tras un
periodo de reposo, de Vacío Absoluto, Brahma inicia una espiración. Se
manifiesta el Verbo sin sujeto, sin algo sobre lo que es ejercida la acción del
Verbo, del Infinitivo. Comienza a manifestarse el Vacío, Buda, sin que exista
el Dharma al no haber una Shanga todavía.
Es el
momento en el que todavía no ha surgido la idea consciente, cuando aún no hay
un ego un sujeto que tenga Consciencia o conciencia, de lo que va a surgir de
la Mente.
Para que
haya Creación, tiene que aparecer el Sujeto del Verbo, el Nombre de Dios que es
la Consciencia de que se Es, esa Seidad de Consciencia, donde todavía no hay
consciencia de algo, el momento en el que termina el reposo y va a comenzar la
espiración, siendo ambas opciones Inexistentes en un Ahora, que será el
comienzo de la Eternidad medida en tiempo y que durará hasta la expiración final, donde de nuevo la manifestación será Vacío Absoluto, y que no pierde esta Naturaleza a lo largo de la respiración completa.
El comienzo
de esa inquietud, de esa alegría y malestar o bienestar, en el que vamos a ser
conscientes de que comenzamos a hacer algo, el principio de un yo, que es lo primero
necesario para que la Creación adquiera consciencia, porque la Creación es el
momento en el que va a aparecer la consciencia no de ser el Creador, sino la de
ser creada. La de He sido creada y nacimiento del yo, el de Adam y Eva, en el
que no hay separación, entre el Creador y la Creación, la vida en el Paraíso del
yo.
Es en la
ruptura del Yo Único, donde somos expulsados de ser uno con lo que nos rodea,
para convertirnos en creadores en el tiempo y el espacio, en los que solamente
estamos felices, cuando nos abstraemos en nuestro Universo, antes de ser creado:
pintando, componiendo, haciendo y creando en el No-Hacer, pues no hay
pintor-lienzo, papel-escritura, música-silencio, en el nadie haciendo, nada
haciéndose.
En nuestro
retorno, a pesar de los cambios que se habrán realizado en el camino recorrido,
debemos pasar por los mismos lugares, por las mismas experiencias, antes
adquiridas, ahora asimiladas, formando parte del nuevo Yo, que debe diluirse en
la Seidad del principio.
Meditar hasta
ser Meditación, amar nuestra manifestación hasta olvidar que hay alguien
manifestándose, siendo lo que somos en cada ahora.
Convertir nuestro
hacer en manifestación de nuestra alma, convertir nuestra entrega en el hacer,
a manifestar nuestro espíritu único, manifestándonos sin separaciones.
Entender las
cosas que nos rodean, hasta tener plena conciencia de ellas, algo para lo que
tenemos que olvidar la mente que tiene conciencia de ellas, olvidar el yo que
tiene conciencia, para que sea la mente de la no discriminación en la que
reside la conciencia plena la que sea olvidada, para ser Conscientes de Ser, en
la que olvidada la dualidad, olvidar ser consciencia de la Consciencia, que sería
lo último que percibiríamos al dejar de ser conscientes de la separación.
Retornando a
casa, donde trascendida la Seidad, solamente quedaría el Vacío.
Estaríamos de
nuevo entre una exhalación y una expiración, siendo Brahma, siendo algo que es
lo inexplicable, probablemente es en el momento de felicidad real, cuando mejor
podríamos entender ese estado, pero para ello tiene que Crearse, nacer el yo,
la dualidad y la mente, porque sería de nuevo la percepción, el entendimiento
de la felicidad, no cuando la estamos viviendo por el mero hecho de Ser
Felicidad, nadie siendo feliz, incluso en la Inexistencia de la Felicidad, al
no poder ser vivida, por estar Siéndolo.
Este es según
mi opinión un proceso, que nos explican de diferentes maneras las religiones,
pero ninguna puede explicarnos lo que somos: Los Creadores de Sí mismos, los
Creadores de su propia Creación, porque la misma creación del Ahora Eterno, es
la que se realiza en cada Ahora de la Nada, sin tiempo, sin espacio.
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