Me han preguntado muchas veces si creo en la predestinación, en
el destino, en que las cosas que tienen
que suceder van a suceder inevitablemente.
Quizás la primera vez
que fui consciente de la pregunta, fue cuando me la hizo mi Maestro. Estábamos
en la hora del té de la mañana y Frederic, un muchacho francés recién llegado
lo preguntó y el Maestro me preguntó lo que opinaba yo.
La respuesta más o menos, fue que: “Nada hay predestinado en la Vida, pero a
veces las cosas son inevitables”.
Pero no son inevitables por la acción de la Vida, sino porque no
tenemos la fuerza o la capacidad de cambiar lo que hemos creado hasta ese momento,
en su inercia.
El ejemplo que puse fue de una persona corriendo, si aparece algo
delante obstaculizando el camino, el choque no es inevitable. Dependerá de la
velocidad, la distancia al obstáculo y la capacidad de reacción nuestra. Incluso
en estas circunstancias, siempre el resto de la Vida, puede realizar un cambio
que evite el choque.
Podríamos decir, que lo que esta predestinado a suceder en la
Vida y es inevitable, es: “Lo que
está sucediendo”.
El resto de lo que pase, tenemos la libertad de cambiarlo, hasta
el momento en el que está sucediendo.
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