El sueño del
hombre a veces parece que es; “Saber por qué quiere saber”, “Conocer qué originó el origen”,
“Conocer la realidad de cada individualidad, su origen y su por qué y para qué
existe”.
Mi
pensamiento es que, todas las explicaciones que buscamos son simplemente para
intentar que todos nuestros conceptos acerca de lo que contemplamos alrededor,
todos nuestros sueños, nuestras deducciones, nuestras ideas, nuestras
pretensiones, se transformen en la Verdad Absoluta, uno de nuestros propios
conceptos.
Pero queremos estar seguros de eludir la responsabilidad en caso de
equivocación, por lo que hemos hecho responsables y creadores, a nuestros
propios conceptos. Hemos creado un concepto de Dios, al que ahora hacemos
responsable y culpable de cuanto nos pasa que no nos gusta, le dejamos la
responsabilidad de concedernos nuestros deseos, de crear un cielo en el que
descansar eternamente felices, de castigar a aquellos que hacen el mal según
nuestras leyes, de la creación del sufrimiento. Él es el primer, único y último
responsable, de nuestras vidas y el devenir de ellas. Alguien que hemos creado
nosotros, le hemos dado sus atribuciones, hemos definido su naturaleza,
establecido sus límites, es el responsable de nuestra libertad y además le
negamos la existencia, al concepto hijo de nuestra evolución hacia la
Humanidad.
Yo
amo a Buda, le considero un concepto mío o mejor de Shakyamuni, ahora es mío
porque he aceptado esa enseñanza, la he aprendido, la comparto y soy el único
responsable de esforzarme por hacer realidad un concepto nacido de la
Humanidad, de la Vida, que siendo en sí misma un concepto que aún no hemos
podido definir, descubrir, ni encontrar, como es natural en los conceptos de
algo. Llamar a algo concepto, significa que es una abstracción de algo
demasiado grande o etéreo para ser percibido directamente, es la construcción
mental de algo que no puede ser definido en la forma.
Si
le quitamos las palabras: Dios, Vida o yo, lo que nos quedaría es las palabras:
Universo, Absoluto, Eterno, Unidad, al igual que cualquier otra palabra,
definen conceptos o nombran objetos, cualidades o algo que nosotros hemos, concebido,
nombrado o atribuido algo, todo ello es nuestra propia creación, explicando
nuestra posición en lo que percibimos e imaginamos.
Pero independientemente de que le demos nombre, la encasillemos en un concepto
o no, la existencia de cuanto nos rodea, siendo un sueño o realidad, es
absolutamente real.
La
Vida, no la de nuestro concepto, sino esa que no podemos ni concebir, un día
soñó que: “Era Una, que todo existía y se manifestaba en la Unión del Amor,
que su manifestación existía en Armonía, que no importaba cuan extenso pudiese
ser el espacio, ella era acogida por el Amor, que incluso su hermana la Muerte
se expresaba y manifestaba como Vida, como Amor en el nacimiento de lo nuevo,
de la regeneración de lo inútil, soñó en una unidad, en una manifestación tan
única, en un Amor tan grande, que al no percibirse las individualidades
separadas, solamente pudiese vivir en el Vacío, de Armonía, de Amor, de
Absoluto en la Libertad de cada Individualidad, de ser Uno con Todo”.
La Vida es un sueño, que solamente será realidad si soñamos, el sueño de la
Vida es una realidad, que solamente la veremos si despertamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario