Si establecemos
que solamente existe una semilla, que esa semilla es lo Absoluto.
Le faltaría
el agua y la tierra para poder manifestarse en todo su esplendor de Semilla.
Si decimos
que la tierra y el agua son su Naturaleza de Ser Semilla, podremos contemplar cómo
esa Semilla sin que cambie su Naturaleza, se manifiesta como árbol.
Podremos pensar
que se ha expandido, que ocupa el espacio Infinito, pero no habrá dejado de ser
simplemente la semilla, pues no hay nada que pueda percibir que su
manifestación ha cambiado en la apariencia.
Nacerá como
bosque, al ser Fruto, al ir ocupando la Semilla cuanto es ocupable del
Infinito.
Parecerá que
la multitud de semillas, de árboles, han hecho desaparecer “La Semilla Única”, pero esas formas, esas apariencias, no son percibidas
por nada, son Todo manifestación de la Naturaleza de la Semilla, al igual que la
tierra y el agua.
Miramos esa
Naturaleza de Semilla, a la que llamamos: Vida, Dios, Universo, Todo, y
elucubramos acerca de la expansión Universal, los Universos múltiples o
paralelos, de si hay Vida más allá del Universo, o la llevará al expandirse, incluso
dudamos de si seremos la Semilla o tendremos su Naturaleza.
Pero si en
un incendio desapareciesen todos los árboles, los frutos y sus semillas,
permanecería inalterable la Naturaleza de la Semilla o Vida, manifestándose en
la tierra y el agua, dispuesta a manifestarse como semilla que dé origen a
nuevos bosques.
Si el agua
y la tierra también desapareciesen, estaríamos en el Principio, cuando la
Naturaleza de la Semilla nació a la Consciencia, permitiéndole al Ser, manifestar
la Vida. Lo que no cambiaría nada en la Naturaleza de la Semilla.
Es por
ello, que esta Naturaleza de la Semilla que existió antes del Principio, cuando
aún la Consciencia estaba como Potencialidad, cuando la Manifestación de la
Vida en formas e individualidades era Potencial solamente, lo que es realmente
esta Naturaleza de la Semilla, a la que llamamos: “Vida, Dios,
Universo, Todo, y que el que le demos nombre siendo como somos manifestación de
esta Naturaleza, es lo que llamamos “Sueño o Irrealidad”.
Solamente cuando
no hay soñador, cuando no hay quien despierte, ni quien nombre a su propia
Naturaleza, la Vida dejará de ser Sueño.
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