La mayoría
de los países democráticos y las dictaduras, se enorgullecen de tener su
Constitución.
Unos las
modifican para proteger mejor los derechos de los ciudadanos, otros para
proteger el poder.
Cada vez
que escucho que España tiene una Constitución que recoge, ampara y protege el
marco de convivencia y los derechos de los españoles, siento una profunda vergüenza.
No llego a comprender, que se pueda sentir orgullo de tener una Constitución
para proteger los derechos de los ciudadanos.
Hace muchos
años, leí un libro, pequeñito, apenas algo menos de 100 aforismos, frasecitas
cortas diciendo lo que pensaba alguien que se iba de su país. Uno de ellos
decía algo parecido a: “La primera ley es el origen del caos”, al menos es algo que entendí al leerlo las primeras
veces en inglés.
El librito,
es el Tao Te King de Lao Tse, cortito, pero que enmarca la Sabiduría en no crear
los problemas, en el respeto por la Vida que somos cada uno, usando la Dignidad, cuya creación es innecesaria cuando todos la tienen.
Que tengan
que obligarnos a respetarnos los unos a los otros, que tengamos que escribir
cómo debemos ser gobernados, que nos fuercen con leyes a hacer lo correcto, no
debería de enorgullecernos, sino más bien sentir vergüenza.
Hace años, escribía que me daba vergüenza que en España hubiese que imponer un salario
mínimo, porque indicaba que los empresarios no tenían Dignidad. Pero que los trabajadores
no hagan suficiente para hacer rentable una empresa, es la misma falta de
Dignidad.
Tener que
proteger a las mujeres, tener que crear movimientos feministas, señala la falta
de Dignidad de la sociedad. En los hombres que maltratan y violan a las mujeres
o a cualquiera. Pero también, la de las mujeres que mienten al decirlo o en las
motivaciones que han dado, porque hay unos valores que son diferentes en cada
sociedad que sin ser escritos habría que respetar.
Cuando olvidamos,
que somos Hijos de la Vida y de la Tierra, que nos ofrece ser parte de su cuerpo
para tener un hogar en el Universo, buscando la separación, la protección de
nuestra individualidad separada, por encima de aceptar la dependencia de los
demás. Nadie puede crear todo lo que necesita, y si existiese, sería un
Universo diferente y no parte de la Tierra.
Una Constitución
que se adapta a las ambiciones del Poder, o a lo que está de moda, o a los
nuevos derechos que hay que crear porque alguien no respeta a los demás, no
ofrece garantías a la convivencia, porque será una confrontación entre los que
imponen esos acuerdos y quienes los violan. Todo ello, al dejar de respetar a la
Verdad, al no tener Dignidad, que nos lleva a violar la individualidad ajena
con nuestras ambiciones o derechos impuestos.
El Nacionalismo,
el Independentismo, son antinaturales, porque el Amor que emana de la Dignidad
basada en el respeto a los demás y a nosotros mismos, hace innecesaria la
confrontación y por tanto tener que enforzar el respeto en la convivencia, o
tener que defender nuestros derechos, por estar ejerciendo nuestras
responsabilidades.
Es por lo
que pienso, que tener que escribir y crear leyes que obliguen a vivir respetando
la individualidad y las propiedades circunstanciales o momentáneas de los
demás, tenga que ser por ley o por la fuerza, más que enorgullecernos debería
de avergonzarnos.
Vivir con
Dignidad no es algo que puedan darnos, todos nacemos con ella. Pero es el uso
lo que le da vida.
La Dignidad
nace de la Verdad de lo que somos y del respeto hacia la Vida, que nos hace lo
que llamamos humanos.
Sin Dignidad, es imposible dejar de ser gente, además el no usar la Dignidad nos lleva a la
Indignidad, donde sólo es posible vivir siendo gentuza.
Mirar profundamente
lo que leemos y deseamos es importante, porque nos permite conocer si debemos
sentir vergüenza u orgullo por lo que tenemos o conseguimos.
En la
Dignidad, ambos son innecesarios, pues se trata de ser la Humanidad que decimos
ser.
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