Podríamos vivir como espectadores, toda nuestra vida. Vivir en una aceptación total de cuanto está sucediendo, sin intervenir, sin juzgar, sin discriminar.
Pero los dioses de todas las
mitologías, esos que nos crearon y nos observan desde su Olimpo, desde su
cielo, no pudieron quedarse como espectadores, interviniendo en nuestras vidas
y dando origen a los semidioses.
Pero todo el Universo nos contempla,
es el mero espectador de lo que le rodea, dentro y fuera de Él.
Nos contemplan las estrellas, las
constelaciones, las flores, el Sol y la Luna, los mares y las profundidades que
ven las montañas mucho más altas. Nos contemplan los insectos, los átomos, las
células.
Toda individualidad, es mera
espectadora de cuanto acaece y sucede a cuanto hay a su alrededor.
Nosotros meditamos, tratando de ser
esos mismos espectadores, que aceptan las decisiones de la Vida, que observa
sin discriminar y sin juzgar, cuanto se manifiesta a su alrededor.
Le llamamos el no-hacer, ser el mero
observador, que es consciente pero no tiene un ego que perciba esa consciencia.
La diferencia con las individualidades
del Universo, es que cada una es lo que es, constantemente, en cada ahora,
siendo la manifestación de su Seidad, lo que es llamado “No-hacer”. Lo que
significa que hay una actividad constante, activa o en reposo.
El Universo y sus individualidades son
espectadores del Sí Mismo.
Nosotros meditamos, para alcanzar el
desapego, para encontrar el no-hacer, derivado de la desaparición del ego.
El resto del Universo, ejerce la
responsabilidad de Ser lo que son, manifestando en cada ahora su Yo Soy, siendo
lo que son.
Nosotros mantenemos el yo que medita,
que observa, que es consciente de estar despegándose, de estar alcanzando
nuevos estados y quizás llegue a un estado de olvido de sí mismo, olvidado el
yo, que indudablemente tendrá que cocinar y cubrir sus necesidades al regresar.
El conflicto está, en que no manifestamos lo que decimos ser, que no se trata de ser un observador pasivo,
el fin de la Meditación.
Uno de los objetivos de la Meditación,
es el manifestar correctamente lo que somos en nuestra realidad. Es algo que no
dejamos de hacer incluso sin haber meditado nunca, la Clave está en: “Correctamente”.
Porque ser merecedores del nombre que
nos damos, es para lo que se medita. Y es necesario manifestar constantemente
el nombre que recibimos.
Pensamos que la Humanidad, está
formada sólo por las personas. Es quizás una equivocación, al menos para mí, la
humanidad de la gente o personas, es merecedora de ser escrita con minúscula.
Cuando hablamos de Humanidad, es el
Multiverso siendo Uno.
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