La mayoría
de las veces, cuando algo no nos gusta o no es lo mejor para nosotros, pensamos
que es un desequilibrio. La policía piensa que el desequilibrio es un exceso de
delincuencia y los delincuentes que hay un exceso de policía.
Pensamos a
veces, que la Tierra se ha desequilibrado y por eso tenemos más y nuevas
enfermedades. La Tierra afortunadamente, no piensa que su desequilibrio es
culpa nuestra, por lo que no crea más enfermedades que las que nosotros creamos
en Ella.
Tenemos
satélites girando a su alrededor, que aporten información para conocerla.
Cuando caen sobre Ella, la atmósfera los destruye, sin poder evitar que los
materiales peligrosos, sean repartidos en su atmósfera y cuerpo por los
vientos.
Controlamos
sus bosques, para encontrar cuál es el mejor lugar para cortar madera, extraer
petróleo, minerales o pescar en sus océanos.
Conocemos
los lugares donde se almacena el armamento atómico disuasorio, lo
experimentamos en sus entrañas, cambiando el núcleo, produciendo energías que
modifican el movimiento de las placas continentales, destruimos los bosques
donde habitan especies que desaparecen, los mares y ríos, las montañas y las
raíces de cuanto sujetan sus tierras.
Olvidados,
de que los parásitos pueden crecer hasta el punto de destruir al portador, al
cual matarán por necesitar más energía de la que produce el portador. Creando
su propia extinción, solamente si pueden cambiar su alimentación, si pueden
poner huevos o quedarse en una latencia, que les permita regresar de nuevo
cuando un nuevo portador idóneo aparezca, regresarán hasta su extinción
definitiva.
Pero este
es el equilibrio de la Vida, de la Naturaleza, cuando la fuente que nutre una
forma desaparece o es destruida, esta forma se modifica o desaparece.
Nosotros
buscamos el equilibrio que nos permita vivir sin enfermedad.
Destruimos
la Tierra, su salud, su capacidad de portarnos como parte de ella, y nos
extraña que nuestras células ataquen el cuerpo al que pertenecen. Queremos ser
el cáncer de la Tierra y librarnos de ser una de sus partes. Manifestando por
tanto lo que Ella vive.
Es la
adaptación al medio, lo que crea un equilibrio en el que puede vivir cuanto
existe en cada ahora. Cada individualidad establece una relación con las demás,
que asegura la existencia de todas ellas.
La
Existencia es la manta que cubre todas las formas, si una se sale de su lugar,
la manta no podrá tapar a todas, desapareciendo por tanto las que no sean
cubiertas por ella, que perderán la existencia propia.
Todo se
procrea dependiendo del clima, de las condiciones, del alimento existente o sus
previsiones, si una especie aumenta demasiado, su alimento disminuye y se
estará autodestruyendo en la próxima generación.
Este
equilibrio ha desarrollado las defensas de la individualidad propia, el amor
por las formas que crean el equilibrio que permite su existencia.
Nosotros
destruimos la Tierra a un ritmo que no puede regenerarse, matamos a quien
quiere su libertad, no consentimos que nos quiten nuestros deseos o nuestros
juguetes, nuestros derechos a poseer cuanto nos rodea.
Destruimos
nuestro cuerpo, al que no respetamos en su tamaño cercano más grande, que es
nuestra Madre y su hijo la Tierra, enseñando que las células pueden atacar,
destruir y no amar a quien dice proteger, creando un equilibrio llamado Cáncer.
Creamos un
agujero de ozono, una destrucción en las aguas, el aíre y la tierra que no
parece que pueda ser regenerado, con lo que hemos creado el equilibrio llamado
SIDA.
Ahora
pensamos, que cambiando la producción de energías, calefacción y transporte
podemos regenerarla y creamos el equilibrio de los retrovirus y otros
medicamentos, que mitigan los síntomas.
Estar
hasta las narices y sin poder respirar, es un catarro simple. Pero a veces, no debería
preocuparnos nuestro catarro, sino el que padecemos cuando somos Tierra.
Porque la
Tierra y nuestra Sociedad, padecen las enfermedades que nosotros creamos,
pensando que somos algo fuera de ellas.