No pretendo molestaros

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Yui Shin

domingo, 18 de septiembre de 2022

LIBERTAD O HUIDA

          A veces, al mirar o leer acerca del karma o las reencarnaciones, nos imaginamos que es solamente nuestra individualidad la que tiene una continuidad en diferentes formas o manifestaciones, la que es castigada o premiada por algo o alguien debido a sus acciones.

          En nuestra vida diaria podríamos ver el funcionamiento de ambas filosofías, muchas veces, mejor que en nuestra propia individualidad, porque el mirar el entorno nos permite una cierta lejanía y capacidad de análisis.

          Lo primero que deberíamos hacer es, simplificar el camino que nos ha llevado a un lugar, de nada sirve el buscar la culpabilidad o querer saber todos los detalles de lo realizado por cada uno de “los otros, los demás”. Porque no podemos arreglar una situación de ahora, sin al menos analizar mínimamente los pasos que nos han traído al lugar o situación.

          La reencarnación de grupos, o países, continentes o planetas, no se realiza a nivel individual de sus componentes, es más factible que la reencarnación de sus componentes intervenga en la manifestación actual de una nación o planeta. De la misma manera, el karma interviene en lo que se ha convertido el pasado, en la manifestación actual de una individualidad.

          Pero lo que realmente se reencarna, más que la individualidad es el pasado, todo pasado se reencarna en presente. Lo que somos en cada instante, cada ahora, es la reencarnación en un ser nuevo de un pasado, de otro ahora, de algo que hemos sido. Cada ahora somos, el pasado, mas, lo que hemos asimilado de nuestras circunstancias.

          Hoy, nos enfrentamos a la emigración desde: “El hambre y la guerra, desde la inhumanidad”. Intentamos crear leyes, que es nuestro método favorito de corregir los errores cometidos, ¡hemos creado un problema, hagamos una ley que lo erradique!. Pero se nos olvida, que, en África, las tribus han estado peleando desde hace siglos, que eran unas tribus las que mataban y vendían como esclavos a los vencidos. Olvidamos, que los conquistadores de América se encontraron con aliados que hicieron posible su conquista y a veces su exterminio.

          Olvidamos, que Europa y Asia han sido una eterna conspiración de monarquías y grupos luchando por el poder. Que unos pueblos han traicionado, vejado, esclavizado y sojuzgado a otros pueblos, que en el tiempo han sido los que han cambiado la situación, situándose en la posición de poderoso sin mejorar su humanidad.

          Las luchas y exterminio, por erradicar o imponer unas ideas, políticas, sociales o espirituales, que han llevado a vivir en la venganza, el recuerdo y el odio.

          Al igual que en cualquier época, los que llevan el odio y la guerra no son mayoría, pero no se encuentra mejor solución que la huida y que los demás asuman nuestra protección y responsabilidad. Seguimos excusándonos en que nos han obligado, que peligraban nuestras vidas físicas, que luchamos y nos hemos hecho soldados, por miedo a represalias o porque nos han obligado, que el que matemos a otros y contribuyamos al poder del odio y la venganza, al deseo de poder de los que no sienten respeto por nosotros ni por la humanidad, es solamente porque nos han obligado debido a nuestros miedos.

          No importa cuanto pueda ser acogido el miedo, o cuanta libertad sea dada o se disfrute en donde no hay que trabajar o esforzarse para tenerla, al final siempre vendrá, quien sabiendo el miedo, la falta de sacrificio o la desidia de los soñadores de libertad, volverán a esclavizarnos.

          La libertad no es algo gratuito, no es fácil o difícil de conseguir, porque desgraciadamente hemos nacido libres, por ser libertad la Vida que manifestamos. Pero por ser parte de nuestra naturaleza, para poder realmente vivir, solamente tenemos una opción, que es, la de hacerlo en libertad.

          No podemos aceptar que el dinero se gaste en armas, que si queremos permanecer en un sitio nos sintamos obligados a matar o seguir a los que viven fuera de la humanidad, no podemos excusarnos diciendo que alguien nos ha quitado nuestra libertad, porque es algo inherente a nuestro ser o tendremos que huir. Un país, lo único que nadie debería quitarle es su libertad a alimentarse, no podemos estar gastando dinero en armas, en cosas prescindibles y morirnos de hambre. Pero la responsabilidad no es de los demás, sino de cada uno de nosotros, no es de los vecinos, sino de nuestra casa. No es de los pueblos que nos rodean, sino del nuestro.

          Cuando José dijo: que había que guardar comida en la abundancia para los años de carestía, le dio de comer a los pueblos vecinos, porque tarde o temprano, necesitaría de ellos, porque se habrían terminado sus reservas.

          Es el amor el que permite esa convivencia, pero el amor se tapa los ojos, para no discriminar a la hora de amar o a lo que se ama y también para no sentir miedo al enfrentarse a lo que le impide amar. Amar a alguien o algo, amar a un país no es tener que separarlo de los demás, sino unirlo sin perder la libertad. Pero la libertad no es algo que puedan darnos, es algo que hay que ser y mostrar en nuestra vida diaria.

          La libertad de un país solamente existe en la libertad de sus ciudadanos. La libertad de los ciudadanos solamente es posible en su responsabilidad.



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