Pero cuando se separan las mitades,
cuando tratamos de fortalecer o destruir una de ellas, al final las
consecuencias son el crear la semilla de la Indignidad, que podrá crecer,
mientras sea abonada y regada por el Pueblo.
Nuestros esfuerzos por destruir y
erradicar: el Mal, la Infelicidad, el Dolor, la Indignidad, la Corrupción, el
Abuso y la Violación, fortalece y entrena la Indignidad, para que pueda crecer
desde la semilla de la ruptura del Amor en sus dos mitades.
Cuando Adán y Eva, suplican a Dios que
les permita salir de su Protección y poder ejerciendo su Libertad crear el
Cielo, este como buen Padre, les da su bendición.
Pero los creadores del Cielo, sólo
pueden hacerlo cuando les es entregada la Tierra para que la cuiden, la rieguen
con Amor, y abonarla con la Aceptación, Respeto y Dignidad, para que pueda
convertirse en un Cielo donde se manifieste la Tierra.
Pero desde un principio, no hemos
podido olvidar a Dios, cuando tratando de obtener Sus favores, Caín y Abel, le
ofrecen sus sacrificios, los frutos de la Tierra, para que fuese Dios quien
realmente creara el Cielo, entre ellos nace la semilla de la Indignidad.
Uno de ellos decide destruir la
oposición, apoderarse de sus ovejas y ser el único que pudiese obtener los
favores y protección, entregando en sacrificio lo que no necesitase, lo más
pobre e innecesario de sus posesiones.
Así hemos crecido como pueblo, creando
nuestros propios poderes y gobernantes, que nos dirigiesen y obtuviesen los
beneficios de vender nuestra carne y nuestra lana, de vender o cambiar nuestras
almas.
Hemos alimentado esos Poderes y
Gobiernos, creados para servir al Pueblo en su búsqueda de la Dignidad y el
Amor necesario para crear el Cielo, donde pueda nacer la Humanidad al crear el
Templo donde esta pueda nacer.
Pero esa Indignidad que es inevitable que
exista para Crear la Dignidad del Cielo, la hemos fortalecido, la hemos
abonado, con nuestra renuncia al Amor del Padre y de la Madre Vida, con nuestro
querer que sea Dios quien Cree lo que nosotros decidimos Crear, despechados de
que Él cumpla con nuestro acuerdo, hemos decidido servir a nuestros servidores,
a los Poderes que creamos para que nos sirviesen como herramientas en la
Creación del Cielo.
Siendo, que hemos destruido la Tierra
que nos fue entregada como lugar donde crear el Cielo soñado.
Los pueblos, al igual que Caín y Abel,
luchan por el Poder de ser el Creador, el Dios, que nos dé el Cielo. Pero
separados del Pueblo, sólo actúan como rebaños de borregos, que son sacrificados
a la Ambición y las ansias de Poder de la Indignidad.
Hambre, Guerras, luchas fratricidas,
explotación, abusos, violaciones, sólo regadas y nutridas por la Cobardía del
Pueblo. Porque no son los Poderes y los Gobiernos los que hacen que la
Indignidad crezca con una salud y una fortaleza, que nos ciega para ver la
Dignidad.
Somos nosotros los que creamos esos
Poderes, los que tenemos esos Gobiernos a nuestro Servicio. Los que nutrimos
con personas del Pueblo para su funcionamiento, los que en realidad debemos
aportar la Dignidad del Pueblo a Ellos.
Pero nos hemos conformado con ser el
rebaño de Caín, quien no sirve al Cielo, sino que vende nuestra carne y nuestra
lana, para su beneficio.
Los países pobres permiten con su
dejadez y sus salarios, que los borregos puedan seguir viviendo, un mes tras
otro, hasta que son innecesarios.
Los países ricos permiten con sus
sobornos y salarios, que compremos y tengamos suficiente para que podamos
seguir viviendo, un mes tras otro, mientras seamos necesarios.
Porque somos la herramienta necesaria
para que ellos mantengan su Poder, que puedan Servirse de quienes deberían
servir, que sea nuestra carne y nuestra lana, la que crea la Ignominia, los
asesinatos y la Corrupción. Somos los que hemos renunciado a nuestra Dignidad,
por Cobardía, por comodidad, porque creemos que el Pueblo nunca conseguirá
aportar Dirigentes con la Dignidad y Amor necesarios para crear el Cielo
soñado.
En nuestra Cobardía, hemos renunciado
a nuestra Dignidad. Abusando y violando de mil maneras a los demás, al Pueblo
de todos. Siendo lo que llevamos a los Poderes, a los Gobiernos, la Cobardía
que necesita de la Renuncia a nuestra Naturaleza de Dignidad, para nutrir y
permitir el nacimiento y existencia de la Indignidad, que no sólo impide la
Creación del Cielo, sino que destruye la Tierra y el Pueblo, para dejar rebaños
de borregos, pastores y borregos que ladran, siguiendo la voz de sus amos en el
Abuso y la Violación.
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