No pretendo molestaros

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Yui Shin

domingo, 25 de septiembre de 2022

NACER A LA INDIGNIDAD

          Nada nace espontáneamente, nada crece de la Nada si no es Todo.

          Pero cuando se separan las mitades, cuando tratamos de fortalecer o destruir una de ellas, al final las consecuencias son el crear la semilla de la Indignidad, que podrá crecer, mientras sea abonada y regada por el Pueblo.

          Nuestros esfuerzos por destruir y erradicar: el Mal, la Infelicidad, el Dolor, la Indignidad, la Corrupción, el Abuso y la Violación, fortalece y entrena la Indignidad, para que pueda crecer desde la semilla de la ruptura del Amor en sus dos mitades.

          Cuando Adán y Eva, suplican a Dios que les permita salir de su Protección y poder ejerciendo su Libertad crear el Cielo, este como buen Padre, les da su bendición.

          Pero los creadores del Cielo, sólo pueden hacerlo cuando les es entregada la Tierra para que la cuiden, la rieguen con Amor, y abonarla con la Aceptación, Respeto y Dignidad, para que pueda convertirse en un Cielo donde se manifieste la Tierra.

          Pero desde un principio, no hemos podido olvidar a Dios, cuando tratando de obtener Sus favores, Caín y Abel, le ofrecen sus sacrificios, los frutos de la Tierra, para que fuese Dios quien realmente creara el Cielo, entre ellos nace la semilla de la Indignidad.

          Uno de ellos decide destruir la oposición, apoderarse de sus ovejas y ser el único que pudiese obtener los favores y protección, entregando en sacrificio lo que no necesitase, lo más pobre e innecesario de sus posesiones.

          Así hemos crecido como pueblo, creando nuestros propios poderes y gobernantes, que nos dirigiesen y obtuviesen los beneficios de vender nuestra carne y nuestra lana, de vender o cambiar nuestras almas.

          Hemos alimentado esos Poderes y Gobiernos, creados para servir al Pueblo en su búsqueda de la Dignidad y el Amor necesario para crear el Cielo, donde pueda nacer la Humanidad al crear el Templo donde esta pueda nacer.

          Pero esa Indignidad que es inevitable que exista para Crear la Dignidad del Cielo, la hemos fortalecido, la hemos abonado, con nuestra renuncia al Amor del Padre y de la Madre Vida, con nuestro querer que sea Dios quien Cree lo que nosotros decidimos Crear, despechados de que Él cumpla con nuestro acuerdo, hemos decidido servir a nuestros servidores, a los Poderes que creamos para que nos sirviesen como herramientas en la Creación del Cielo.

          Siendo, que hemos destruido la Tierra que nos fue entregada como lugar donde crear el Cielo soñado.

          Los pueblos, al igual que Caín y Abel, luchan por el Poder de ser el Creador, el Dios, que nos dé el Cielo. Pero separados del Pueblo, sólo actúan como rebaños de borregos, que son sacrificados a la Ambición y las ansias de Poder de la Indignidad.

          Hambre, Guerras, luchas fratricidas, explotación, abusos, violaciones, sólo regadas y nutridas por la Cobardía del Pueblo. Porque no son los Poderes y los Gobiernos los que hacen que la Indignidad crezca con una salud y una fortaleza, que nos ciega para ver la Dignidad.

          Somos nosotros los que creamos esos Poderes, los que tenemos esos Gobiernos a nuestro Servicio. Los que nutrimos con personas del Pueblo para su funcionamiento, los que en realidad debemos aportar la Dignidad del Pueblo a Ellos.

          Pero nos hemos conformado con ser el rebaño de Caín, quien no sirve al Cielo, sino que vende nuestra carne y nuestra lana, para su beneficio.

          Los países pobres permiten con su dejadez y sus salarios, que los borregos puedan seguir viviendo, un mes tras otro, hasta que son innecesarios.

          Los países ricos permiten con sus sobornos y salarios, que compremos y tengamos suficiente para que podamos seguir viviendo, un mes tras otro, mientras seamos necesarios.

          Porque somos la herramienta necesaria para que ellos mantengan su Poder, que puedan Servirse de quienes deberían servir, que sea nuestra carne y nuestra lana, la que crea la Ignominia, los asesinatos y la Corrupción. Somos los que hemos renunciado a nuestra Dignidad, por Cobardía, por comodidad, porque creemos que el Pueblo nunca conseguirá aportar Dirigentes con la Dignidad y Amor necesarios para crear el Cielo soñado.

          En nuestra Cobardía, hemos renunciado a nuestra Dignidad. Abusando y violando de mil maneras a los demás, al Pueblo de todos. Siendo lo que llevamos a los Poderes, a los Gobiernos, la Cobardía que necesita de la Renuncia a nuestra Naturaleza de Dignidad, para nutrir y permitir el nacimiento y existencia de la Indignidad, que no sólo impide la Creación del Cielo, sino que destruye la Tierra y el Pueblo, para dejar rebaños de borregos, pastores y borregos que ladran, siguiendo la voz de sus amos en el Abuso y la Violación.



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