Desgraciadamente, en los miles de
años, que hemos caminado por la vida, sólo hemos aprendido a cambiarnos el
color de los cristales de las gafas, para pensar que tropezamos con piedras
diferentes.
Pero la piedra no ha cambiado, en
cientos de miles de años, hemos abandonado la capacidad de pensar, hemos
decidido y luchado por no tener responsabilidad, ni en la existencia, ni en
nuestra terquedad de tropezar una y otra vez con ella.
Si miramos hace miles de años, las
filosofías y las religiones, nos pedían sacrificios y ofrendas a los dioses. Porque
nuestra desobediencia o falta de hacer lo que pedían estos dioses, era lo que
nos traía las desgracias y el castigo de las sequías, las inundaciones, las
enfermedades, los cataclismos y que el volcán erupcionase cuando estábamos en
casa.
Porque nuestras vidas, estaban
controladas por ellos, sólo haciendo su voluntad, podríamos vivir y encontrar
la felicidad.
Olvidamos que las filosofías antiguas,
ya contemplaban un Dios Padre, que nos protegía y que había creado el Universo.
Que las Religiones, ya tenían en la antigüedad un Dios Absoluto.
Pero lo fácil era hacerles los
responsables de cuanto sucedía en nuestras vidas, y que sólo teníamos que
satisfacerles para que nos tratasen bien y nos concedieran buena salud y
felicidad, con abundancia para cubrir todas nuestras necesidades.
Esa delegación de nuestras
responsabilidades, nuestra inocencia en las consecuencias de nuestro vivir, ha
sido la piedra que cargamos en nuestra existencia, desde que comenzamos a crear
las sociedades y las creencias de la Interdependencia de la Vida.
Obviamente hemos usado cristales con
diferentes colores: Los dioses, los caballeros, los poderosos, los reyes, los
políticos y los grupos de poder.
Porque en cientos de miles de años,
seguimos responsabilizando a los demás, a las circunstancias, al destino, o a
quien haga falta.
Durante milenios, nos hemos dedicado a
crearle problemas a la Tierra, que es nuestro cuerpo grande, nuestro hogar,
pero nunca hemos aceptado nuestra corresponsabilidad, nunca hemos quitado la
piedra de nuestra ignorancia, nunca hemos quitado la piedra de que en nuestra irresponsabilidad,
nos dedicamos a seguir la letra de lo que otros dicen, sin cuestionar y sobre
todo sin pensar, que según decimos es lo que nos hace la cumbre de la Creación.
Son las piedras que cargamos para tropezar
continuamente, confiados en que todos nuestros errores, serán solucionados
cuando nuestros cuerpos mueran y vayamos al cielo, donde podremos vivir sin
enfermedad, sin necesidades y rodeados de ángeles, que al no tener sexo, podrán
servirnos como nos apetezca a nosotros.
La solución no está en esperar un
mundo, un Dios, una felicidad y salud, que todos incluso sin saberlo, confiamos
que nos será entregado al final.
Un Dios Absoluto, sólo puede nacer y
vivir en el corazón de cada uno, porque sólo en el Amor, puede mostrarse.
Porque Dios no es el Ser de una
entidad concreta, sino el Ser de cada individualidad en el Amor. El Amor no
rechaza o carece de cualquiera de sus opuestos. El Bien no existe por ausencia
del Mal, sino que existe cuando cada uno lo practica y crea, independientemente
de las circunstancias.
La solución de nuestras vidas, no está
en que alguien nos tenga que salvar de nuestras creaciones, sino en crear una
sociedad, que no tenga que ser salvada,
Eso hará que desaparezcan las piedras
de nuestro camino, para estar ocupando su lugar, de ayudarnos a vivir atentos y
no tropezar continuamente con nuestra ignorancia.
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