Hace años que publiqué sobre dos temas:
el hambre y la sexualidad. El hambre relacionada con casos que he tratado con
reflexología, el de la sexualidad, porque estando en todo cuanto nace en el
Universo, debe significar algo más que placer y tumbarse una persona encima de otra,
o que se necesiten los insectos para fecundar una flor.
El hambre física, tiene una parte
natural, que es cuando el cuerpo pierde energía y avisa de que necesita nuevo
alimento, para seguir funcionando y viviendo. Es natural que se pida y
necesite, un combustible o energía para desarrollar la actividad y función propia
en el vivir.
Pero el hambre de quien come tres
veces al día, que tiene que comer algo entre medias y siente hambre compulsiva,
suele provenir del hambre mental, que si no se satisface, es necesario hacerlo
en el estómago, intoxicando al cuerpo por exceso de combustible.
Cuando se quiere hacer más de lo que
se puede o hace, cuando mentalmente pensamos en hacer muchas cosas que no
realizamos, se crea el hambre de la mente, que si día tras día, vemos que no
hacemos todo lo que pensamos y deseamos, trata de que se satisfaga comiendo
comida que nos llene el estómago y otras con la desilusión que puede desembocar
en depresión o inapetencia.
La sexualidad, está desde el principio
relacionada con el espíritu creativo, creando nuevos universos y vidas.
Cuando la satisfacción reina en
nuestra actividad, hay momentos en los que se desea más la relación que el
sexo. Si bien es complicado en nuestra sociedad de insatisfacciones,
diferenciar ambos deseos.
Muchos artistas que dependen de su
inspiración, para crear su obra, muestran ambos aspectos: Una insaciabilidad de
su necesidad de sexo, cuando no hay satisfacción con lo logrado, sino que siente
que hay algo nuevo y mejor que crear. El otro aspecto es poca necesidad de
relaciones sexuales, cuando sin dejar de evolucionar, siente plena satisfacción
con su creación.
Es algo que puede trasladarse a
cualquier actividad de la vida, lo que no quiere decir que no haya
aberraciones, de mentes enfermas que desean algo que no podríamos considerar
fruto de la sexualidad o la necesidad de sexo por las frustraciones, sino una
mente enferma propia de un monstruo, más que de una persona.
Algo que no excusa a la persona de su
responsabilidad, en permitir y ayudar a crear la aberración en su mente. Fruto
de su forma de aprender de lo que vive.
El sexo podríamos llamarlo la cumbre
de la sexualidad, al crearse un Universo Vivo, con vida propia, algo de lo que
suele carecer el resto de las creaciones humanas.
Quizás es por ello que la mayoría de
las formas de vida, sólo tienen sexo en la época de procreación, pues el sexo
no es una forma de diversión o placer, sino la forma en que mostramos nuestra
Naturaleza de Creadores.
No quiere decir que no se pueda tener sexo con una u otra frecuencia, pero deberíamos respetarlo, consiguiendo encontrar con ello el respeto por nosotros mismos, y no buscar en ello: Un número en nuestras relaciones, conseguir algo de otra persona, o rellenar nuestras frustraciones. Que otra persona tenga relaciones con nosotros, mediante el engaño o la falsedad en el por qué, no nos denigra o quita la dignidad a nosotros, sino a la persona: que miente, falsea o sólo busca el placer en una relación.
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