Un rey que no podía tocar nada sin
guantes, y que con ellos no podía hacer nada, al transformarse estos en oro.
Y es que seguimos creyendo que la
Alquimia, trata de convertir algo realmente en oro. Cuando transmutación y
conversión es algo muy diferente.
Nosotros gracias a nuestra mente y
nuestra inteligencia, convertimos los árboles caídos en ríos y mares, en
barcos, que nos permitían conocer lugares lejanos e inaccesibles. Nuestra
alquimia, les dio valor al transformarlos en barcos de guerra, que nos permitía
destruir sus vidas y apoderarnos de sus riquezas.
Ha sido nuestra alquimia, transformar
en armas de destrucción cuanto tocamos.
El final, es que todo se convierta en
oro, pero qué podría tocarlo y qué podría transformarse en oro. Quién daría
valor al oro por su comparación con otras cosas, si no hay nada fuera.
El poder de la Alquimia, es
transformar en oro, en algo valioso, cualquier cosa que tocan las manos del
Creador. No importa cuál es nuestra Creencia o Concepto de Creador, sino que
cada Ahora es creado por todos los Ahora anteriores que habiendo dejado de
existir, pueden estar en ese Ahora sin cambiar.
El Universo es el Gran Alquimista,
pues no deja de ser Uno, conservando las Infinitas Individualidades siendo
diferentes. Porque la existencia del Uno, no depende de que todo sea oro, sino
de que nada lo sea. Sólo la existencia de Infinitas Individualidades Únicas,
permite a la Alquimia, no dejar de ser Uno al Universo.
No es convertir el mal en bien, la
materia en espíritu, la guerra en paz, el sufrimiento en felicidad, lo que
permitirá el Equilibrio Alquímico. El equilibrio nace cuando las dos mitades
opuestas se manifiestan en Individualidad Única.
La Alquimia, puede convertir en oro o
algo valioso, cualquier cosa que no lo sea. La Naturaleza del Uno existe en
todas las Individualidades, la mitad de ser lo que somos existe en tanto que seamos
Nada. La transmutación en Espíritu sólo puede ser recibida por la Materia.
Porque la Alquimia, sólo puede hacer
que se manifieste lo que ya existe en nuestra Naturaleza, somos Uno, somos paz,
somos Amor, somos Dignidad, somos oro, pero para ser Alquimistas de nuestro
propio Ser, sólo podemos serlo, si nada en nosotros lo es, porque sólo así
podemos tener la Libertad como Creadores.
No importa lo masculino que pueda ser
un hombre, porque su otra mitad, tiene que equilibrarla con su otra mitad. Esta
mitad puede ser como pareja, como familia, como persona o como ser humano. Pues
nuestro equilibrio como Alquimistas está en manifestarnos como Individualidad,
no qué individualidad estamos mirando.
El equilibrio de la feminidad en la
mujer, depende igualmente de su mitad masculina. La Alquimia de ese equilibrio,
no depende de convertirnos en lo contrario de lo que somos, sino en el
equilibrio de ambas mitades y lo que manifestamos Ser.
Porque el Alquimista, no transmuta
nada, sólo es capaz de percibir, aceptar y valorar la Naturaleza de cuanto
forma su propio SER.
Nuestra alquimia, transformó en
riqueza el descubrimiento de otras tierras, de otras civilizaciones, pero
riqueza de oro. Pues olvidamos respetar a las personas, a las culturas y
transmutarlas en riqueza aprendiendo de ellas y utilizando correctamente lo que
habíamos recibido, para transmutarlas en la única riqueza que podemos poseer:
Lo que somos.
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