Eso nos permite, conocer lo que llamamos
Dignidad, por comparación con lo que consideramos que es la otra mitad: la
Indignidad. Pero para ello tenemos que tener en consideración las
circunstancias y las condiciones con las que hemos considerado dividida la
Unidad o Totalidad, de lo que sería la Dignidad Espiritual, que no puede tener
Dualidad o mitades, porque no habría nada externo que pudiese compararlas.
Ante lo complejo que sería, establecer
una Dignidad como Concepto espiritual, y con los problemas que nos crearía la
trascendencia de la Dualidad de cualquier Concepto que se quiera usar como comprensión
de lo Absoluto, creamos la palabra “Alquimia”, que es que algo se convierte en
su opuesto sin que intervenga la Dualidad.
Cuando la mayoría de los Maestro e
Iniciados, nos recuerdan la Perfección de Todo, no están excluyendo los
opuestos, sino estableciendo que dentro del SER, todo es perfecto tal como es,
pero necesita transmutarse para manifestar solamente el aspecto positivo o
Correcto, en cada circunstancia o condición.
El considerar nuestras vidas, como la
lucha de los opuestos o la de una mitad con la otra, nos ha traído a que
tengamos un Concepto totalmente equivocado de la Realidad de nuestra Naturaleza
Humana y Espiritual.
Lo que nos lleva a movernos de un
extremo a otro, de una opinión a otra, de una muestra de nuestra humanidad que
es considerada inhumana en otra.
Somos como la veleta, siempre señalando
la dirección del viento, que sopla desde el Poder. Algo que nos impide ejercer
la Libertad de nuestra Humanidad y aceptar la responsabilidad del Universo, de
la Convivencia, sociedad y la Tierra que estamos creando.
Tratamos de destruir la Indignidad,
pasan los siglos, los milenios y nos encontramos con que hemos sofisticado,
hemos dejado de percibir y desconocemos que estamos manifestando la Indignidad
en nuestra convivencia. Porque en la guerra, las heridas y el humo, nos impiden
ver las heridas que causamos a la Dignidad.
La Dignidad es: Amor, Respeto, Aceptación,
y llegar al momento que trascendamos la Dualidad para alcanzar la Humanidad, y
a pesar de conservar nuestra individualidad única, seamos Uno, no dos mitades
confrontadas.
La Dignidad, no nos cambia realmente,
sino que nos permite en cualquier situación, circunstancia o condición, hacer
lo Correcto, que incluso no seria no equivocarnos, sino que nuestra Dignidad,
convertiría en Correcta cualquier equivocación de los demás, que no por ser Uno
desaparece.
El Universo y en el Universo, sólo
contempla al Uno, pero no por ello dejan de existir las Constelaciones, las
estrellas, los planetas, el polvo cósmico, las energías y tantas y tantas cosas
como son necesarias para ser Uno.
La Dignidad no es algo que podamos
recibir de algo externo, siendo una de nuestras Naturalezas, somos nosotros los
responsables de darle Vida manifestada.
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