Pasamos por innumerables dioses
creados a imagen y semejanza nuestra, que tenían los poderes que soñábamos poseer,
o como algunos creen, soñábamos con ser como los venidos de las estrellas, que
pusieron en marcha nuestra evolución.
Era sólo cuestión de tiempo, el encontrar al Uno. El único problema que hemos encontrado y no hemos resuelto,
es que siendo todo Uno, tenemos que salir de Él, para poder percibirlo.
Todo en el Universo, no el que vemos o
percibimos, sino en el Infinito, todo funciona como Uno. Las partes y el Uno se
retroalimentan y crean, constantemente, siendo Eternamente Uno y mostrándose
diferente en cada ahora, sin embargo.
La existencia, la salud y el cómo se
manifiestan nuestras células, crean nuestro cuerpo, y cómo existe, su salud y
manifestación dentro de sus circunstancias, crean cómo son nuestras células.
Mirando el Universo, nos vemos
diminutos, pero comparándonos con el Infinito, seríamos menos que una parte de
un átomo. Algo imperceptible e ignorado por el Uno, que manifestándose como
Uno, no podría percibir ninguna de las partes, aunque fuese grande o incluso
que es Uno.
A veces una sola célula, se vuelve
cancerígena y termina por suicidarse al destruir el cuerpo. Pero no debemos
olvidar que nos creamos mutuamente, hemos sido el Maestro de esa célula, que
tratando de defender su Universo, en su equivocación lo está destruyendo e
imposibilitando su supervivencia, eliminando todas las posibilidades de seguir
existiendo.
Somos células de: La Tierra, de la
Humanidad, del Amor, de la Vida, del Uno Infinito, que de alguna manera
destruimos con nuestras equivocaciones e ignorancia. No hay diferencia entre
ambas células: La nuestra y la del Universo.
La manifestación del Uno, sólo podemos
percibirla, analizarla, e intentar comprenderla desde nuestra dualidad, que no
Dualidad. La diferencia entre ambas, es simplemente que en una las mitades, los
opuestos permanecen en una misma Individualidad, siendo Uno. En la otra, las
mitades, sin poder separarse, son percibidas como individualidades separadas,
única posibilidad de crear las religiones, las filosofías y el conocimiento científico
de la otra mitad.
No hay ninguna posibilidad, de poder
conocer realmente la totalidad de lo que algo es, pues al igual que esas
células, el conocimiento de lo que algo es, nos llevaría a la destrucción del
otro y del yo.
Todas las elucubraciones, acerca del
Principio, de cómo ha evolucionado la manifestación del Uno, siendo algo
consustancial con nuestra naturaleza, con nuestra ignorancia e insatisfacción
de Ser, simplemente ser y dar la Libertad de ser al resto de lo que decimos que
es Infinito y Todo, en lo que se nos olvida incluirnos nosotros.
No niego la importancia de la ciencia,
de la filosofía o de las religiones, simplemente señalo que la lógica, la
ciencia o los escritos acerca del Todo al que se le da un nombre, que no acepta
que pueda tener otro, no nos permitirá conocer al Todo, sólo una parte de las
partes, que no podemos percibir por lo que son.
Lo escrito, lo percibido, del Todo
Infinito, del Todo Eterno, donde se manifiesta solamente en el Ahora Infinito y
Eterno, sólo servirá para perseguir nuestra propia cola, dando vueltas
eternamente sin alcanzarla.
No importa cuantas cosas encontremos y
creamos comprender, si queremos conocer lo Infinito.
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