El otro día
vi un documental, sobre la posibilidad de encontrar vida en otros planetas. En
él hablaban de las condiciones en una de las lunas de Júpiter, Europa y de cómo
se había descubierto vida en lugares tan impensables como, las fosas abisales o
en ácido sulfúrico en ebullición. Lugares donde nunca antes se hubiera
imaginado, esta posibilidad y la
pregunta era, ¿Encontraremos vida en algún lugar del universo?
Al borde de
ser decapitado, un Maestro Zen (Daikan Eno, sexto patriarca), dijo al perseguidor que iba a ejecutarle, que
aceptaría devolverle los atributos recibidos como sexto patriarca, si le
respondía correctamente a una pregunta. “¿Cuál era la cara original de sus
padres antes de que hubieran nacido?”
El hombre se
postró y le reconoció como legitimo heredero del conocimiento del Bhudha,
dejándole continuar su camino, en posesión de los atributos recibidos de su
Maestro.
Creemos que
es la vida la que se expande por el Universo, pero, ¿cómo puede aparecer la vida
en algún lugar, si no existía anteriormente?
¿Por qué no
pensar, que es el Universo el que se expande por la Vida , dándole formas físicas?
Si la Vida es un vacío infinito donde
es aceptado todo, ¿no tendríamos opción a otra respuesta?, cuanto se manifiesta
en el universo es Vida.
Si la Vida es infinita, las
posibilidades de manifestación también deberían serlo, por lo que las formas en
las que puede manifestarse, no tendrían necesariamente que adaptarse a nuestros
conocimientos o expectativas. Obviamente en la infinitud, no como algo más
grande de lo que podamos imaginar, sino como infinito, las posibilidades a
cualquier nivel de entendimiento deben ser infinitas también.
Imaginemos la
vida como vibración, si en algún lugar la Vida se manifiesta en la frecuencia de imágenes
de tv. Podríamos estar allí durante siglos, en la seguridad de estar solos,
mientras las imágenes de televisión serian vistas y entrarían directamente en
la vida de los seres de dicho planeta. Podrían pensar que eran seres de fuera de
su galaxia y que aparecían y desaparecían de pronto, simplemente al apagar
nosotros el televisor. Y seguiríamos siendo el ombligo de la vida, el centro de
todo, los herederos de dios, en lugar de ser: el ombligo y lo que lo rodea, el
todo con centro incluido, Dios, La
Vida.
Quizás algún
día nos daremos cuenta, de que la pregunta solamente tiene respuesta, siempre y
cuando seamos la pregunta. ¿Qué le estaba el Maestro realmente preguntando?
Simplemente quería saber de sus padres, de su origen real, la cara de origen
del monje antes del principio del Universo.
Seguimos
intentando definir la Vida ,
aprehenderla en conceptos y formas, creando vidas.
Investigamos
para encontrar el principio del universo, partículas pequeñísimas que
cohesionan la materia (el bosón de Higgs). Encontramos la célula, el átomo, lo
dividimos y seguimos buscando. Cada vez son porciones más pequeñas que en
nuestro progreso volvemos a saber que pueden ser divididas.
Los Maestros,
los científicos de la antigüedad, decían que el Universo nació del Vacío, un
Vacío infinito, llamado también Vida. Donde gracias a su infinito Amor todo es
acogido en igualdad, infinita aceptación e infinita ausencia de discriminación.
La pregunta
de los científicos podría ser más fácilmente respondida, si en lugar de hacerla
desde sus conceptos cerrados al conocimiento, lo hicieran desde la actitud del
niño, “amor por aprender, manteniendo su infinita ignorancia a pesar del
conocimiento”. La ignorancia es una esponja del conocimiento, lo realmente
peligroso para la mente, es llenarla con tantos conceptos que no quepan más, es
el origen del desconocimiento.
¿Es posible
encontrar en la Vida ,
un lugar donde no haya Universo?
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