En nuestros
días lo que más importancia ha cobrado, son las explicaciones y el
entendimiento del funcionamiento de las cosas.
En tiempos
pasados en el mundo agrícola, de todos era sabido que las cosechas eran
mejores, cundo todo lo orgánico (casi todo entonces) era devuelto a la tierra.
Hoy lo llamaríamos reciclaje. En nuestros días, hemos llegado a la conclusión
de que, reciclar lo inútil, sobrante y deshechos, es bueno para nuestra
economía y nuestras vidas.
La Vida no lo
ha tenido que aprender, su funcionamiento ha sido de siempre, que todo lo que
muere, se descompone para formar nuevas formas de vida. A pesar de todos
nuestros viajes, no solamente en la tierra, incluso en los espaciales, nadie ha
visto ningún vertedero usado por el universo para depositar lo que le sobra.
Incluso con los telescopios tampoco hemos podido verlo.
Sabemos que
el universo lleva muchos años existiendo, ¿cómo es posible que nunca le haya
sobrado algo, o que se crease algo que resultase inútil?
Es curioso
que con tantas preguntas acerca del universo, aún no hayamos encontrado
respuesta, a una cosa tan corriente y que nos complica tanto nuestras vidas. Por
cierto tampoco ha sido encontrado ningún cementerio de planetas o estrellas.
Quizás por
esta comodidad en la que vivimos, pagamos el trabajo de: los científicos, los
políticos, los sindicalistas, los religiosos, y un sin fin de trabajos, para
que nos den respuestas, a las preguntas y problemas que ellos mismos nos plantean y a
algunas de las nuestras.
En el
Cristianismo nos dieron una explicación hace años, está de acuerdo con el
funcionamiento universal, y fue dada por el hijo de un carpintero, al que
llamaban Jesús. Su cuerpo murió en una
cruz y se desintegró en sus componentes el primer día, se regeneró en una nueva
expresión el segundo, y al entregarse absolutamente al Padre, recomponerse en
Cristo el tercero.
Cuando Cristo
visitó a los apóstoles, la mayoría de ellos, a pesar de no poder explicárselo, vieron en
Él al Cristo de Vida Eterna. Uno de ellos se preguntaba cómo sería esa Vida:
¿Tendríamos un cuerpo: físico, de espíritu, de fantasma?, ¿Cómo serían nuestros
sentimientos, nuestro interior?. Tomás quería entender, encontrar explicación a
sus dudas, tocar y penetrar en la Vida Eterna que era Cristo.
Obviamente no
le fue permitido, no pudo introducir su mano en el costado lanceado, no pudo
tocar el corazón latiente en su interior, no encontró explicaciones a sus
dudas. En Su infinita bondad, Cristo le permitió que pudiese encontrar las
respuestas por sí mismo, única forma, no para saber o entender la respuesta,
“sino como única manera de serlo”.
Por muchas y
buenas explicaciones que nos den de: un sabor, una comida, una vivencia, o
cualquier aspecto de la vida, no nos pueden ayudar a quitarnos el hambre o la
sed, ni en el aspecto físico, ni en el mental y por supuesto tampoco en el
emocional.
Saber y entender la vida, nunca podrá
sustituir el vivir. Saber o entender la Vida Eterna, nos llevará una eternidad,
que obviamente nos obligará a vivir Eternamente.
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