Este es uno de los últimos poemas que escribí,
antes de comenzar mi viaje por Asia. En él intentaba expresar mi búsqueda, mis
inquietudes y los deseos de saber mi realidad.
BUSCANDOTE
(15 - VI - 78)
Aun te sigo buscando, flotando en el
aire,
sabiéndote
en todas partes, en
aquellas estrellas
sin
saber como te llamas, donde hay,
con nombres
irrecordables lo
que tu solo sabes
te
llamaron en todo tiempo, y estando aquí,
y a
todos contestaste. allí y en todas
partes,
Estás, en el árbol solitario ¿para qué darte nombre?,
que
crece y crece, ¿para qué
buscarte?,
sin
regarlo nadie, si allí donde esté,
en el
sol que perezoso siempre podré encontrarte.
asoma
tras las montañas,
A las pocas semanas de viajar por la
India, un amigo y yo, visitando Delhi y algunos lugares más al norte, nos
dirigimos a los Himalayas, en muchos de sus pueblos, entramos en contacto con
los tibetanos al alojarnos en sus hospederías para viajeros. Es en Darhamsala donde
entro en contacto con el budismo, con los monjes tibetanos y con los libros de
la biblioteca. A pesar de mi inglés, dediqué unas horas al día a saber acerca
del budismo. Lo visto y leído me impresionó bastante, sin contar con el entorno
y ambiente que proporciona India. Este es el segundo poema que escribí tras
este encuentro.
DHARAMSALA (5 - VI
- 79)
Arroyito claro Tú
que nunca fuiste el mismo,
de alta
montaña, que
apenas eras nada
fuertes
aguas cuando
más eras,
corriendo
gozosas, ahora,
estás en la nada,
tus
peces saltan, caminando
perdido,
aquí
una piedra, esperando
el sol
allá
una roca, que
hará que vueles,
flota
una hoja a
esferas más altas,
que
venturosa marcha. después, como
todo,
Diría que terminas de vuelta en
las montañas,
lejos en la distancia, comenzará de nuevo
en
aguas infinitas lo
que nunca acaba.
que la
vista no alcanza,
en el
mar,
donde
parece que cambias.
Escrito junto a un arroyo de
Dharamsala, India.
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