No pretendo molestaros

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Yui Shin

jueves, 6 de marzo de 2014

DE MI JUVENTUD

El escrito a continuación es de cuando tenía unos 20 años, finales de los 60 o principios de los 70, en un intento de libro.
                          Capítulo 1º
Misión del hombre.  La misión encomendada al hombre es la de buscar la felicidad constantemente. Muchos somos los que nos hemos preguntado ¿puede el hombre ser feliz? Yo he llegado a la conclusión de que la única contestación posible es un rotundo ¡no!, ya que si el hombre encontrase la felicidad habría concluido con su misión y con ello probablemente cesaría su necesidad de luchar por ella.
A mi parecer, la felicidad está en saber afrontar los problemas de frente y luchar por resolverlos, pues no está la felicidad en resolverlos sino en el empeño que se haya puesto en conseguirlo.
Un fracaso, siempre se ha dicho que debe ser una lección y eso es exactamente; un escalón hacia nuestra meta, ya que somos animales de una especie que se extingue, pues nos hemos acostumbrado a teorizar e idealizar las cosas sin hacer nada por resolverlas. La prueba está, en la evolución que llevamos a través de los 20 siglos de nuestra historia cristiana y los muchos que transcurrieron anteriormente. Grecia, una de las culturas más adelantadas de su tiempo, tenía unos conceptos del sentimiento que mueve a la humanidad, hacia el  cual volvemos a marchar después de siglos y siglos de estudio y adelanto tecnológico. Éste es uno de los motivos principales por el cual, me he preguntado si valía la pena decir que el hombre había adelantado verdaderamente, puesto que si tiene que volver de nuevo a formas atrasadas de pensar, quiere decir que el tiempo transcurrido ha sido en balde, pues si sólo ha servido para su engrandecimiento tecnológico y no para su formación como elemento humano, que puede significar esto si no. Hemos visto que la venida de Jesucristo sólo sirvió para cambiar este concepto, no para cambiarnos a nosotros.
Vemos que hemos seguido viviendo exactamente igual; un grupo intentando hacerlo bien, que aunque no lo consiga al menos lo intenta y otro aprovechándose del anterior y viviendo dentro del pobre concepto que tenemos de la felicidad y cuya definición se podría encerrar en muy pocas palabras: La carencia de problemas y el exceso de dinero.

¿Existe el Amor? Nuestra generación y es probable que otras anteriormente, está dividida en dos grandes grupos en este aspecto, los que lo afirman y los que lo detractan. Yo creo que los dos llevan razón, según desde donde se enfoque, pues todas las cosas son relativas y dependen de las circunstancias y accidentes que las acompañan.


El amor desde el punto de vista general, sí existe, pues es indudable que las personas se enamoran y sienten lazos de afecto (familiares, amistosos, etc.). Pero mi pregunta es: ¿“es ésta una definición, buena y adecuada del amor o es por el contrario un nombre que hemos buscado por su sencillez y grandeza para algunas de nuestras costumbres”?
En mi parecer y creo firmemente no estar equivocado, la definición adecuada para el amor sería: “El amor es la perfección del hombre”.
Es la única respuesta posible, pues solamente Dios es amor y al crearnos no nos dijo que amasemos, sino que fuésemos amor. El sentirlo sería una cosa externa o simplemente de la mente y un sentimiento tan grande, debe de penetrar más aun y formar parte nuestra, de tal forma que fuésemos parte de él y solamente él.

¿Quiere decir esto que el hombre no tiene ninguna finalidad en la tierra? Nada más lejos de la realidad que esto, puesto que si el hombre no puede alcanzar la felicidad, ni el amor, no quiere decir que no deba luchar por conseguirlo, y solamente se podrá decir que es Hombre cuando se esfuerza por conseguirlo, pues no se mide por lo conseguido, sino por lo luchado, pues tiene más mérito el que con grandes dificultades recorre un corto camino, que aquel al que las circunstancias ayudan.


Cada vez que el hombre cae en su lucha, es una parte de él mismo la que se pierde que nunca logrará recuperar, pues en el largo recorrido que tenemos en nuestra corta existencia, cada vacilación supone un retraso en nuestra formación, que nunca recuperaremos. La meta del hombre es una meta móvil, que siempre guarda la misma distancia; mas si nosotros luchamos en este estado terrenal lo suficiente, bastará para que en menos de un instante ella venga a nosotros.
Estos pensamientos me han llevado a pensar, en esta lucha continua que tenemos por la riqueza y a definir al hombre, dentro de una idea materialista, como “egoísmo”.

Pues si bien estoy de acuerdo en que el hombre debe ser: seguro, con un carácter fuerte capaz de dominar las influencias circunstanciales de su manera de actuar y aplicarlo a su forma de pensar; debe antes limpiarse de todo lo que sea: rencor, egoísmo, influencias exteriores que puedan estar guiadas por este tipo de sentimientos, estar orgulloso de ser quien es y luchar por quien debe ser , pero no de una forma que le lleve hacia el poder y el dominio sobre los demás, sino como una pieza de sustento en la formación del rompecabezas humano.


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