No pretendo molestaros

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Yui Shin

viernes, 30 de mayo de 2014

VOLANDO EN EL VIENTO

          El error más común cuando observamos desde la dualidad, es pensar que existe la posibilidad de una mínima separación entre las dos mitades, entre el Yin y el Yang.
          Es por ello que nos perdemos en peleas y esfuerzos inútiles, intentando conseguir o entender, la naturaleza de nuestra realidad, cuando la Realidad es que no hay Nada que conseguir, que solamente hay que abandonar y no utilizar constantemente la idea de separación, fruto y necesidad de una mente que ha nacido, sido desarrollada y vive en un mundo dual.
          En el Tao, nos dicen que: “el Yin y el yang, son una sola y única cosa y por tanto inseparables e interdependientes”, en el Kybalion, que: “la dualidad es una sola energía con polaridad diferente”, en Budismo, que: “el Buda debe su existencia a la Creación, y que la Creación es posible por la existencia del Buda”.
          Pero nosotros, “erre que erre” seguimos creyendo que lo que nosotros percibimos es la realidad, que hay un Yang espiritual, que nos va a unir a Él, por sus poderes, y que nosotros somos un Yin vagando en una Vida de sufrimiento e ignorancia, que vamos a conseguir o a ser salvados, por algo que existe en otra dimensión. Que necesidad hay de unir el Espíritu con la materia, siendo que todos los Maestros nos han enseñado que Todo Es Uno. Supongo que nos quedan siglos de seguir fragmentando a Dios, para analizarlo, saber qué es, y decidir si nos gusta. Una vez que estemos totalmente llenos de nuestro conocimiento y de nosotros (ego incluido), aceptaremos ser llenados por el Espíritu, bueno esto si nos queda espacio para Él.
          Lo bueno de todo esto es que cuando llegue ese Espíritu, tendremos un voluminoso libro de recetas de cómo cocinar y preparar la Vida.

          Uno de los Maestros, si no recuerdo mal Hui Neng, el Sexto Patriarca del Budismo, tiene un “koan”, que nos habla un poco de la percepción que tenemos de la realidad.
          “Dos monjes estaban discutiendo acerca de una bandera. Uno dijo, “La bandera se está moviendo”. El otro dijo, “No, es el viento el que se está moviendo”. Sucedió que el sexto patriarca, pasaba justamente por ahí. Él les dijo, “Ni el viento, ni la bandera; la mente se está moviendo”.
          ¿Cómo sabríamos que hay viento, si no vemos moverse la bandera?, ¿Qué movimiento habría en la bandera, sin el viento?, pero la mente, al tratar de analizar una realidad, separa la bandera del viento, teniendo que moverse eternamente entre el análisis de uno o la otra, la comparación de lo que hace y es, uno y la otra. Solamente cuando: la bandera, el viento y la mente, conservan su individualidad en Unidad, el movimiento permanece en eterna quietud.
          El maravilloso vuelo de las aves, solamente esta posibilitado por el Amor del aire, que tiene en ese Amor, la Naturaleza de sustentarlas y acogerlas.
          Todo puede volar en la Nada, lo vemos en las naves que vuelan fuera de la atmósfera, o mejor aún en las enormes estrellas que flotan sin sujeciones, simplemente hay que pertenecer, sentirse y reconocer Una y Única Vida, para ello, como el Vacío tenemos que acoger Todo indiscriminadamente.

          El vivir aferrados, pegados, aplastados, hundidos,  a la materia, sin poder volar libremente en la Libertad Universal del Todo, es por estar llenos, llenos de nosotros, de conocimientos, de dualidades, de egos, de oír solamente el sonido de las dos manos. Dios, la Vida, el Todo, Buda, el Vacío, es una sola mano, su sonido el Yin y el Yang del Uno, en unidad, en un movimiento donde no hay bandera, ni viento, ni mente, solamente el Movimiento de la Eterna Quietud.


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