Hay libros, que no por haber sido
escritos hace solamente unos miles de años, han dejado de ser libros de
actualidad. Dentro de algunos que he tratado de olvidar y no lo he conseguido,
están: “El Bhagavad gita, Tao Te King, El Emperador Amarillo, algunos Sutras y
El Kybalión, hay más, pero todos te cuentan lo mismo. Visto desde
circunstancias, perspectivas, sociedades y personas diferentes, para ser leído
y enseñado, a sociedades, tiempos y personas diferentes, pero todos explican, “Qué es Todo”, como si esto pudiera ser
explicado o pudiera haber algo o alguien que pudiera dar o recibir la
explicación.
Uno de los principios del
Kybalion dice que:
“Los
labios de la sabiduría permanecen cerrados, excepto para el oído capaz de
comprender.
Donde
quiera que estén las huellas del Maestro, allí los oídos del que está preparado
para recibir sus enseñanzas se abren de par en par.
Cuando
el oído es capaz de oír, entonces vienen los labios que han de llenarlos con
sabiduría”.
Los
principios de la verdad son siete: el que comprende esto perfectamente, posee
la clave mágica ante la cual todas las puertas del Templo se abrirán de par en
par.
Dicen que
Hermes Trimegisto, fue el que escribió “El Kybalion”, al ser preguntado por
la: “Verdadera Naturaleza del Todo, Dios”, cerró firmemente los labios y
permaneció en silencio.
Lo primero
que me surge a mí es: ¿“No tenía ningún discípulo, a un nivel que pudiera
escuchar su verdad”? y si lo tenía, ¿Por qué guardó silencio?, es más, lo hizo
de una forma determinante al cerrar la boca.
Sabía que
emitir un simple sonido, aún menos que una palabra, habría ensuciado y deslegitimado
la respuesta. La Naturaleza del Todo, es el Silencio, no, no lo entendamos mal,
el Verdadero Silencio, no la ausencia de sonido, no la ausencia de vibraciones.
Estamos tan acostumbrados a usar nuestros oídos para oír, escuchando el canto
de los pájaros, el viento entre las ramas y las hojas de los árboles del bosque,
que hemos perdido la facultad de escuchar el silencio del bosque, que permite
que todos esos sonidos formen parte de él y puedan ser escuchados por los oídos.
Es en el
Infinito Silencio, en el que existen las Vibraciones de Vida que manifiestan el
Universo, es en el silencio de Hermes, donde están las respuestas adecuadas
para cada ser. El Todo no tiene con quién hablar, el Todo no tiene nada que le
escuche ni a qué escuchar, el Todo de Hermes le incluía a él, por lo que su unión
a ese Todo era el Infinito Silencio de la Vida.
Hermes, Buda,
Jesús, y la mayoría de los Maestros, han pasado un gran tiempo de sus vidas,
buscando un maestro que les instruyese en la Verdad. Finalmente sus
conclusiones han sido siempre la misma, "todo el problema que habían tenido era,
que oían y que el maestro les explicaba la Verdad". Tuvieron que olvidarse de
todo, de sus conocimientos, de las enseñanzas de todos sus maestros, y dejar de
oír con los oídos, para finalmente escuchar el Silencio del Maestro, tuvieron
que morir en su dualidad para que el Maestro les pudiera Hablar en Silencio.
Los labios de
la Sabiduría, están en la boca de la Vida, que solamente puede transmitir el
Silencio del Todo, en el corazón carente de ego, de dualidad, al que entrega cuanto
tiene percepción de ser, incluso la percepción y el corazón, al silencio capaz
de escuchar y expresar el Silencio, lo que es imposible para el oído.
Solamente cuando eres y expresas al Todo, vienen
los labios que te llenan de la Sabiduría del Silencio, en el que canta la Vida,
en la que el viento acaricia las hojas y las ramas de la Nada.
Cuando eres los siete principios de la
Verdad, las puertas del Infinito se abrirán a ti, solamente porque eres Nada,
la Nada del Silencio, el Silencio de la Vida que manifiesta Todo.
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