Un monje preguntó a Nansen:
“Existe alguna enseñanza que ningún maestro haya predicado antes?”
“Si, existe” dijo Nansen.
“¿Cuál es?” preguntó el monje.
“No es la Mente, no es el Buda, no son las cosas” replicó Nansen.
Hemos recibido,
gracias a la compasión de tantos y tantos Maestros que han venido a explicarnos
lo que es considerada nuestra realidad última, que podemos aprender casi
cualquier dirección, cualquier camino que se acomode a nuestras preferencias.
Pero todas
estas enseñanzas son: simples guías, palabras, opiniones, explicaciones, métodos,
que tratan de explicar cómo han conseguido ellos, su realización de esa
realidad. Lo verdadero, lo único para lo que nos sirven es, para realizar
nosotros mismos esa experiencia, esa realización. Ninguna enseñanza te da el
premio por aprenderla, por saberla o por ella misma, no importa que la recites
continuamente, hasta que no experimentas en tu propio ser la enseñanza, hasta
que no la haces realidad en lo que eres, simplemente te habla de la vida de
alguien.
Para nuestra
mayor comodidad, al menos así lo creemos, hemos dividido la Vida, nuestro ser,
en partes separadas para su mayor facilidad de comprensión. Las enseñanzas nos
hablan: de la Mente, del Todo, de la Vida, de los diferentes Universos, de
nuestro espíritu, nuestra alma, nuestra mente y nuestro cuerpo, todo ello
envuelto en un mundo de emociones y sentimientos opuestos, de los que debemos
separar los buenos de los malos.
Esas son las
enseñanzas que pueden ser enseñadas, las que pueden ser transmitidas, los
caminos que pueden ser señalados como buenos o malos, pero el monje, quería
saber de una enseñanza que ningún
Maestro hubiese enseñado hasta ese momento, Nansen rápidamente, sin dudar
le dio la respuesta: “Sí, Existe”.
No es la Mente Absoluta que ya es Una, no
es el Buda que es Uno, no es la mente migrando en dualidades, no son las cosas
que siendo infinitas, también son, “solamente todas las cosas, en una Unidad”.
Si miramos, la mayoría de las
enseñanzas indican uno o varios de los caminos que llevan a la unidad con: la
Mente, el Todo, Buda o Dios, incluso a la integración o reconocimiento de
Unidad con Él.
¿Cuál es entonces la enseñanza que ningún Maestro,
ha podido enseñar hasta ahora? La del Ser, nadie puede enseñar o explicar
total y absolutamente, lo que es cualquier cosa, porque en última realidad sería
el Ser, nadie puede enseñarte a ser lo que eres, todas las enseñanzas van
encaminadas a que seas algo, pero nadie puede enseñarnos a ser lo que somos. Cualquier
enseñanza, cualquier práctica, casi todas las filosofías, religiones y métodos
de desarrollo espiritual, nos dicen que nuestra última realidad es: “Que somos
Todo, que estamos integrados en el Uno, en Dios, en la Vida”.
Todas nuestras
células, nuestros órganos, cualquier parte de las que forma, nuestro “ser”,
practican esa enseñanza que nunca ha sido enseñada, siendo dentro y sin perder su
individualidad lo que “somos nosotros”.
Esta enseñanza
es practicada por todo el Universo, menos los humanos, que todavía nos
aferramos a caminar en caminos ajenos, para conseguir lo que otros han
conseguido.
Todo es Buda, todo es Uno, nosotros somos también
Buda, Todo, Uno, pero ese somos no puede incluirse en el concepto de Absoluto,
por lo que la enseñanza nunca enseñada es la que nos hace realizar ese Ser, esa
Seidad, con: el Absoluto, con el Todo, con el Uno, con el Buda, para pasar
simplemente a Ser, lo que realmente es nuestra naturaleza, Todo. Nadie puede
realizarla por nosotros, por eso el único Maestro que puede enseñarla es, “YO”.
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