No pretendo molestaros

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Yui Shin

domingo, 22 de junio de 2014

MEDITAR

          La Meditación no es algo que esté de moda, que es lo que nos parece a nosotros, porque durante siglos no ha sido algo cotidiano en la vida de occidente. Desde la antigüedad ha estado en la sociedad y en la vida de muchas personas, que han tratado de saber algo más que lo obvio para nosotros, nuestra vida física.
          Su utilización ha sido, para saber acerca de la realidad percibida tras ese velo que la densidad de la vida material nos pone, para encontrar la vida que sentimos ser, más allá del cuerpo, la mente y las emociones.
Ha sido importante para equilibrar los desajuste que con nuestra: percepción, utilización, discriminación y comparación de lo que creemos es nuestra vida, vamos creando en nuestro día a día, en nuestra vida cotidiana.
          Nuestro error es, el pensar que la Meditación solamente sirve para obtener cosas que deseamos y nos vienen bien, que es una medicina para arreglar lo que hemos estropeado en nosotros, que es una herramienta para alcanzar estados de conciencia o bienestar, que no usamos debido a nuestra ignorancia, al no amarnos lo suficiente para aceptarnos.
          Dicen que el Todo, “Es”. Que es el “Ser”, la mayoría de las veces, nosotros pensamos que es: “Un ser, una entidad infinita, un alguien poderoso”. Aparentemente decir que Dios, el Todo, simplemente es, el infinitivo de un verbo, no queda muy filosófico, en la religión quedaría como demasiado normal y para nosotros que tenemos sueños de grandeza ni tan siquiera le miraríamos. En cambio llevamos miles, millones de milenios meditando, con el dolor de piernas y espalda que nos da, con un objetivo sobre todos los demás, “saber qué somos”.
          Ese “somos”, que es una conjugación del verbo ser y que por lo tanto pertenece al mundo dual, no por el verbo, sino por el sujeto. El infinitivo es la acción sin dualidad, es la aceptación absoluta de todo, la entrega absoluta a todo, “SER”, sin condicionamientos, sin límites, sin comparaciones, con absoluta responsabilidad, con absoluta aceptación, “SER TODO”. No hay sujeto que sea algo, no hay objeto que pueda usarse, no hay fuera, ni dentro, nada que pueda percibirte, nada que parar, nada que dar, nada que conseguir, ese infinitivo del verbo ser significa: “Ser Todo, Dios, la Creación, la Mente del Kybalion, el Vacío, en un Ser de infinita Seidad.
          Esta es la Naturaleza, la Realidad, la Esencia de la Meditación. El Ser es Meditación, la Esencia del Todo es Meditación, la Mente permanece Eternamente en Estado Meditativo por Ser Meditación.
          Nosotros la utilizamos para conseguir estados de bienestar, estados de conciencia diferentes, para calmar: las inquietudes, el estrés, las angustias que nos creamos con nuestras discriminaciones y deseos, es una herramienta inagotable, puede estar dándonos cosas buenas eternamente, pero por mucho que nos de, seguiremos sin saber lo que somos, viviendo en la duda eterna. Saber lo que somos nunca podremos conseguirlo por medio de la meditación, tratando de parar nuestra mente, ni meditando toda nuestra vida o miles de vidas nuestras.
          En la Meditación una de las primeras cosas que hay que quitar es: el yo, lo mío, mi, la Meditación aborta cualquier logro que lleve un posesivo, la Meditación Es Libertad.
          Lo segundo es el tratar de conseguir resultados, ¿Qué puede saber de resultados, lo que Es Todo?

          Por mucho que consigamos meditando, mientras lo estemos haciendo, no podremos conseguir el bien último de la Meditación: “SER TODO”, por serlo, la Meditación está abocada a no poder meditar por toda la eternidad. Meditar para saber qué eres, te puede llevar hasta el “Yo soy”, pero nunca a “Ser Meditación, Todo, Vida”.


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