"Nada está
inmóvil; todo se mueve; todo vibra".
Este es uno de los principios,
junto con el de la energía, que más filosofías manejan en occidente.
Explica que todo está en
movimiento, de que nada permanece inmóvil, algo que solamente puede estar
contemplado en el mundo dual, esto es en todos los Universos a partir del Uno. Estos
principios herméticos fueron escritos por los Maestros del antiguo Egipto, hace
miles de años.
Este principio explica que las
diferencias de manifestación son debidas a la diferencia del ritmo y frecuencia vibracional.
En las frecuencias más altas están los mundos espirituales y en las bajas los
mundos de la materia. Esta frecuencia vibracional que puede ser percibida en un universo, es producida por la Mente de cada universo,
integrada por todas las mentes de la Vida que hay en él. En todos los Universos se da que hay
altas y bajas vibraciones, y las altas que materializan el espíritu en un universo,
son las bajas del superior; mientras las bajas, son las altas del inferior.
El TODO, por su Naturaleza de
Absoluto, tiene la vibración cero o potencialmente latente del Yin y la
Infinita Absoluta del Yang, que tampoco puede vibrar pues forma un continuum, por lo que podríamos
decir que en el todo solamente existe el Silencio. Es a partir del Uno cuando
al aparecer de forma potencial o como dualidad manifestada, el Yin y el Yang,
se van creando los universos dependiendo de sus intensidades vibratorias, estas
dependerán de la Mente que da existencia a ese universo y todos los universos,
estarán integrados en y pervadidos por, el Silencio Vibracional del Todo que es donde existen. Es la
infinitud de este Silencio la que permite, que el Yin vaya subiendo su
frecuencia y el Yang bajándola y los límites de cada universo estarán en la
amplitud de frecuencias que puedan ser percibidas.
Todas las manifestaciones de estos universos
están en vibración, en todos ellos además se verifica que: la más alta vibración
es la del espíritu, de una intensidad infinita; tanto, que en ese universo se
percibe prácticamente como si estuviera en reposo. Y en el otro extremo hay
formas de materia densísima, cuya vibración es tan débil que se percibe como si
estuviera también en reposo. Entre ambos extremos hay un número infinito de grados
de intensidad vibratoria.
Desde las manifestaciones microscópicas,
hasta las más grandes, en cualquiera de los estados que se muestren, o el
plano, bien sea este espiritual, mental o físico, lo que lo determina es su
frecuencia y ritmo vibracional.
Una perfecta comprensión de este
principio, nos ayuda por medio de la empatía, y la propiedad de las vibraciones
a ser modificadas, a poder de alguna manera trabajar produciendo las
frecuencias más beneficiosas para el universo donde coexiste su universo, con
todos los que forman el Universo de esas frecuencias vibracionales. Debemos tener
siempre presente, que los universos microscópicos de un plano, son los
macrocosmos de otro plano inferior, por lo que la manifestación de cualquier
Universo depende de las vibraciones mentales de todos los universos que lo
integran. "El que comprenda el
principio vibratorio, ha alcanzado la entrada del camino hacia la Nada del Todo".
La alquimia nos enseña que todo en la Vida Es en esencia Todo (Oro),
cualquiera de las manifestaciones en cualquiera de los universos, tiene en su
naturaleza, Ser Oro, por lo que lo único que impide que el Todo se manifieste
es nuestra propia vibración mental, que se manifestará como Todo cuando sea
silencio, una vez transmutado en oro, Eres Silencio, Todo.
Cuando comemos, los alimentos son el oro que nos da la vida. Cuando cagamos
le damos oro, a otras formas de vida que se alimentan de estiércol o de
nuestras heces. En la Vida, hasta lo más putrefacto, lo más inmundo, lo más
indigno, es Puro Oro, es la Naturaleza de la Vida, de la Mente, del Todo, de lo
Inmundo, ¡SER ORO!.
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