En un libro que leí hace unos años, (“El Libro de Mirdad”), hablaba de la palabra creadora y explicaba el por qué “Yo” era esta palabra.
En meditación, uno de los métodos es la pregunta de: “quién es el que …”, como medio para encontrar quien soy realmente.
¿Cómo ha sido el desarrollo del Yo a lo largo de millones de años? La vida cómo la conocemos, se ha ido desarrollando por medio de la supervivencia, de la adaptación al medio, lo que ha creado una actitud de enfrentamiento en las personas, hacia el exterior y de alguna manera ha sido reflejado en el interior. Esto ha ido creando un sentimiento, que nos ha dirigido al yo. Hacia la expresión más egoísta del Yo, que ha servido de base para crear lo que es llamado ego.
Lo primero para tratar con y descubrir lo que el ego realmente es y por qué ha sido nombrado, como el mayor enemigo social, debería ser conocerle, esto es: saber qué y cómo es, su naturaleza, su utilidad y sobre todo si existe o no, su realidad.
No es fácil determinar de forma fehaciente, si existe realmente algo llamado ego o no. Dependiendo del concepto que se tiene de lo que es el ego, esta respuesta puede ser muy diferente. Es por ello, que la pregunta sobre la existencia o la naturaleza del ego, nos la hacemos frecuentemente de una u otra manera y desde diferentes ángulos, bien sea en filosofía, en religión, incluso en nuestras relaciones.
Al ser el ego, el que nos hace percibirnos como oposición con respecto a lo demás, es obvio que su origen debe de estar en la dualidad. Si el ego es el que provoca el egoísmo en nosotros, es la fuente principal de nuestra insatisfacción e infelicidad. Al defender, con y por egoísmo nuestra individualidad, nuestro ego es el causante de nuestro sentimiento de separación, envidias y de nuestras guerras.
Mi Maestro decía, que hay dos maneras de convivir con el ego. Una es agrandándolo hasta hacerlo infinitamente grande, “hasta integrar todo en él, incluyendo nuestro propio yo”. La otra amar y aceptar todo, “para no crearlo”. Obviamente, si sólo existe la unidad, el ego no puede existir, al desaparecer la dualidad.
El budha, en su primera enseñanza, nos hablaba del sufrimiento: su origen y cómo trascenderlo o no crearlo. Al mismo tiempo nos expuso el método, para conseguir su extinción a través del “Noble Camino Óctuple”. Que es el de: vivir correctamente:
"Discernimiento Correcto y Actitud Correcta como disciplina para alcanzar la Sabiduría.
Lenguaje Correcto, Acción y Forma de Vida Correctas como disciplina Moral.
Atención y Concentración Correctas, Esfuerzo Correcto como disciplina para la Meditación".
Mientras los Sutras nos hablan, del Vacío que entraña toda la vida de los fenómenos, del desapego que hay que tener con las cosas, independientemente de su nivel de manifestación, incluso, con nuestro propio ser en los diferentes niveles de dualidad. El cristianismo nos habla, del agua que quita la sed eternamente, de vivir y ser uno en Cristo, de la hermandad y unidad universal. Todo ello para sacarnos de la dualidad que crea al ego.
En mi opinión, el ego a pesar del daño que causa, no tiene existencia propia, razón por la cual, necesariamente tiene que ser creado constantemente, para existir. A través del tiempo, hemos creado tanta energía que le nutre, que podríamos decir que tiene naturaleza de entidad, si bien pienso que en la realidad, en el momento en que dejemos de crearlo dejará de existir
Quizás, el problema ha sido el desarrollo de la mente, que ha resuelto esta supervivencia viendo al resto como el enemigo a batir, creando una actitud de lucha a muerte entre el yo y vosotros. Mientras el resto del universo simplemente vive una competencia que no es personalizada, no creando el ego.
Cuando uno se pregunta, profunda y constantemente: “¿Quién soy?, ¿quién es el que piensa, siente, come, medita, etc.”, lo natural es que no pueda responder satisfactoriamente, no hay respuesta que pueda decirse que es correcta y tampoco se puede decir que sea incorrecta. La realidad es, que no podemos decir que somos: la mente, las emociones, el cuerpo, una persona, la humanidad, la vida, La Vida. Pero todos estamos seguros de que también lo somos, todas y cada una de ellas.
Lo que parece que nos separa, es solo una ilusión y nuestra realidad. Lo que parece que nos une, es solo una ilusión y nuestra realidad. El yo es la base donde se establece el ego, el Yo es la base donde no cabe el ego.
El ego y el egoísmo, crecen donde hay deseos y separación. La Vida es Una, nadie puede poseer algo; de todo lo almacenado, ¿cuántos se han llevado la más ínfima parte, al irse?
En lo que Somos no puede nacer el ego, como vivimos no podremos estar sin él.
Si el ego nunca ha nacido, ¿cómo puede ser tan fuerte en nosotros, dominar nuestras vidas?, si no lo estamos creando y alimentando continuamente.
Fue publicado anteriormente el 2-11-13
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