Se ha publicado la ley que aprueba la continuación el próximo año del salario mínimo. Como era previsible las protestas no se han hecho esperar, sindicatos y oposición han manifestado su indignación ante dicha ley.
Por una vez estoy de acuerdo con ellos, probablemente no tenemos las mismas razones, pero estoy totalmente seguro y de acuerdo, de la indignidad de mantener durante otro año el salario mínimo.
Las razones que se están dando son por la cantidad económica, mis razones son, el no poder entender cómo es posible que en nuestros días, haya que legislar una cantidad para que no te den un salario por debajo de ella.
Solamente la falta de dignidad, de honradez, de profesionalidad, de ser más ladrones que empresarios, es la explicación que encuentro, para que haya algunos que se aprovechan de la situación laboral que estamos pasando, para pagar salarios de miseria.
Pero la situación no es ajena a: trabajadores que no se ganan lo que cobran, empresas subvencionadas que por su actividad, pagan salarios por encima de la media y protegidas por los sindicatos hacen huelgas para aumentarlos, no teniendo en cuenta que sus salarios salen de los que cobran el salario mínimo, y lo que es peor no siendo rentables tras 30, 40, o 70, años de actividad.
Huelgas de transportes, limpieza, enseñanza, mineros del carbón, y demás empresas públicas o subvencionadas, y abusan de la necesidad de su actividad, cuando reciben sus salarios de los impuestos que pagan esos que cobran salarios de miseria.
El uso de dineros destinados a cursos para esos trabajadores sin trabajo, para enriquecimiento propio. Ayudas para cerrar empresas, en las que el dinero es para los amigos. Despedir a los trabajadores, pagándoles el mínimo que exige la ley, después de hacer huelgas por la indignidad de la ley, cuando el dinero que se les paga es de subvenciones.
Solamente cuando los trabajadores y los empresarios tengamos dignidad, unos ejerciendo su labor de trabajar y producir, los otros organizando y vendiendo lo producido, de manera que permita pagar unos salarios justos. El funcionamiento de una empresa debe de ser como el de una familia, se trata de repartir justamente los beneficios.
Cuando hay empresas grandes, que pagan salarios bajos a muchos de sus trabajadores, que han regulado sus plantillas, reciben subvenciones y ayudas públicas y además nos venden sus productos de primera necesidad con precios inflados.
Cuando las empresas energéticas, tras haber sido subvencionadas, ayudadas, vendidas y revendidas por mucho dinero, viendo que pueden llevar a la ruina a muchas otras empresas, que la gente que ha pagado impuestos para sus ayudas y subvenciones pasan frío y necesidades por culpa de su usura, que muchos necesitados no pueden pagar los recibos. Siendo de las empresas energéticas de Europa que más beneficios generan, establecen unos precios vergonzosos para los sueldos y la cantidad de parados que hay.
Cuando los bancos que funcionan con nuestro dinero, nos cobran por todo, nos prestan dinero casi con usura, nos hacen contratos en los que se abusa de nuestra ignorancia-inocencia, y si tienen problemas los tenemos que salvar. Cuando sus ganancias llevan décadas subiendo en porcentajes y para que no sean escandalosas, pagan sueldos escandalosos a sus dirigentes y ex-políticos asesores.
Solamente con esto, cómo podríamos evitar tener que vivir con la indignidad de legislar un salario mínimo. No importa la cantidad que se legisle, es debido a nuestra indignidad como personas de bien, la razón de necesitar esta ley.
Lo que si es de pena, son los: estamentos políticos, judiciales, sindicales, laborales, empresariales, económicos y ciudadanos, que nos hacen tener que legislar las indemnizaciones por despido, salarios mínimos, tratarnos con humanidad, relacionarnos con dignidad y tantas reglas que lo único que dicen es: “no sabéis vivir en libertad.”
Me parece indigno tener que legislar un salario mínimo, porque me dice, que los que no tenemos dignidad, somos nosotros en nuestra convivencia.Este artículo fue publicado anteriormente el 9-1-14
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