Es común a
muchas filosofías y religiones que en el comienzo de la forma, la materia o el
ser humano, una vez creada la forma a continuación se le insufló la Vida, por
medio de la respiración o el aliento del Ser.
En hinduismo,
el universo se expande en la exhalación de Brahma y se contrae con la inhalación
creando así un ciclo de vida de la manifestación. En el cristianismo y en otras
religiones y filosofías del medio oriente, se crea la forma y es por medio del
aliento del dios, como se le concede la vida, el ánima o principio de vida. Este
aliento le concede el principio de Vida que concede el Espíritu.
En una
existencia absoluta, infinita y eterna, obviamente Dios ha tenido que estar
respirando con anterioridad, probablemente el Universo es su cuerpo, su forma, su creación, pero
está vivo en Unidad, siendo Él, en una existencia que no tiene percepción de
ser.
¿Qué es lo
que le es concedido a la Creación, al Universo, a la Vida Manifestada, con ese
aliento de Vida, con ese soplido de exhalación espiritual, de ánima divina. La vida
que es recibida es la de la individualidad, ese espíritu de consciencia
individual, es lo que permite por primera vez que la Libertad existente por
Naturaleza del Todo, pueda ser ejercida por voluntad. Esta individualidad es
perfectamente entendida por el Universo, que siendo lo que es no deja de formar
parte o estar integrada en el Todo. Es la humanidad la que junto con la
facultad de ejercer su individualidad en libertad, piensa que es independiente
del resto del Universo, que está hecho a imagen y semejanza de una entidad que
siendo Todo, está formada por partes separadas, algo que fracasa por propia incongruencia,
pero que hace de ello el máximo exponente de meta para la humanidad.
Las consecuencias
solamente a nivel de respiración, hace que el ser humano halla perdido la
capacidad de respirar profundamente, de respirar sin angustias, sin problemas,
sin dejarse el alma en los constantes suspiros. Ha perdido la verdadera
respiración que nos fue concedida, la del propio Espíritu, el aliento no de
vivir sino el de ser Vida.
Para que no
olvidemos las consecuencias de creer que somos entidades separadas, por el
corte de un simple cordón umbilical, sellamos nuestro compromiso con la Vida de
aceptación de que: nuestra libertad, individualidad, responsabilidad de
defender lo que somos, de la aceptación de ser alimentados por el mismo aliento
que el resto de la vida en la Tierra, el aíre, firmando dicho acuerdo con
nuestra primera, inocente, natural y profunda respiración. Nuestro compromiso
es respetar nuestra individualidad, sin olvidar por quién somos alimentado, por
quién podemos vivir en libertad individual, “El aliento de Vida del Ser”.
Si tenemos la
idea equivocada de que solamente los humanos, los animales, o los animales y
las plantas participamos de la respiración del Espíritu, solamente tenemos que
mirar las tormentas y vientos en la tierra, unas veces simples respiraciones,
otras toses o exhalaciones de gritos de dolor en forma de huracanes. Si no
fuese suficiente, podemos mirar las tormentas solares, cuando el sol lanza sus
suspiros, o toses, o las interestelares.
No, no fuimos
los únicos en recibir el aliento de Vida, el Universo en su totalidad es el
aliento de la Vida, última consecuencia de la respiración. Solamente podemos
conservar nuestras vidas el tiempo que somos capaces de respirar, porque la
respiración, el aliento que recibimos con nuestra individualidad, solamente
puede ser mantenida por nuestra propia respiración. Cuando dejemos de respirar,
solamente seremos Vida, pero sin consciencia o percepción de ella.
Nuestro cuerpo,
vive en nuestros padres, en su dualidad, una parte en la madre y otra en el
padre. Una vez unidas, todavía no somos nada separado de a quien pertenecemos,
somos una parte de la madre, alimentados, cuidados, protegidos y todavía siendo
uno con ella. Ella no nos ha percibido tampoco, todavía no nos hemos
manifestado, un día nuestra dualidad se hace latente, por un tiempo seguimos
siendo uno, ella respira y nosotros vivimos gracias a la respiración de ese
todo del que formamos parte. Solamente cuando el cordón umbilical es cortado y
por primera vez respiramos, cuando nuestra individualidad cobra vida pasando a
ser una parte de la familia que respira el mismo aire de vida. Esta familia nos
cuida y protege, para que un día realmente podamos ser una manifestación de la
Vida que siendo individualidad libre, e independiente, no deja de formar parte
de la Única Vida, cuya respiración nos mantiene.
Es la respiración la que manifiesta,
nuestra actitud, nuestro compromiso, nuestra individualidad, pero sobre todo
nuestra aceptación y compromiso con la respiración que nos mantiene, con el
aire donde mora para alimentarnos, con la Vida que hay en el aíre, con la Vida
que nos permitió respirar no para separarnos, sino para que la manifestáramos en
libertad. Solamente esta respiración es la que permite que seamos felices,
porque es la respiración de la Vida, que es la fuente de Felicidad. Cualquier
tipo de actitud, impide una respiración natural, profunda y relajada, única que
puede hacer la Felicidad.
Limpio mi mente, y cuento de 10 hasta 1 y después no dejo entrar ningún sonido, idea, pensamiento, o frase que interrumpa el poderoso sonido de la voz de Dios, no entiendo literalmente, pero entro y muero a mi mismo y se eleva mi alma hasta el infinito.
ResponderEliminarEse "yo" que limpia, su mente, que no deja entrar ningún sonido, idea, frase o pensamiento, es también al igual que todo lo que trata de impedir: "La Voz de Dios, Su Respiración".
EliminarEs ese "yo" el que piensa o vive la inexistente separación.
El alma que se eleva es la del yo, que la siente todavía suya. No es destruir la dualidad el objeto de la Meditación, sino que no haya nadie meditando, que incluso la Dualidad se manifieste como Absoluto, que la Meditación sea Absoluto, nada fuera ni dentro.