Podemos ver
en cualquier discusión de la política, entre dos ideologías o grupos, las
llamadas a la honestidad, legalidad, abuso de poder, o la descalificación del
uno hacia el otro.
Las palabras
que más usan en nuestros días son: libertad, democracia y honestidad, habiendo
añadido la de transparencia.
Lo que vemos
es que incumplen las leyes, es difícil que sean juzgados y condenados, si lo
son no suelen cumplir la condena, no devuelven lo apropiado, todos son
inocentes para su clan, y culpables para el opuesto.
Si no se
aceptan las imposiciones de los políticos, una juez puede ser propuesta para
que se le retiren los reconocimientos, un medio de información que no diga lo
que le dicen pierde las subvenciones, con lo cual su integridad, y la de las familias de los empleados peligra, si no rotulas un comercio privado como te imponen eres, condenado,
multado y posiblemente apuntado, si los centros de enseñanza quieren tener un
tipo de enseñanza, son asfixiados hasta que aceptan adoctrinar en lo que les es
impuesto, las personas que se atreven a decir unas ideas o pensamientos, que no
son las impuestas, son aburridos hasta que tienen que extraditarse, no por
deseo propio, sino para poder mantener su familia y comer.
Podríamos seguir,
enseñando cuál es la libertad, democracia y ayuda que los ciudadanos recibimos,
para desarrollar nuestra borreguidad. Ahora resulta que si los fiscales de un
grupo deciden demandar, a alguien que no cumple las leyes, justas o no, pero
las vigentes, es la imposición del grupo contrario. En cambio si sus fiscales,
no encuentran delito en que se diga lo de los porcentajes en el parlamento del
grupo, que no halla una enseñanza según las leyes y deseos de los padres
(ciudadanos), que se deje sin ayudas y subvenciones a quien discrepe de la
ideología impuesta, si se aborrega, adoctrina y se le coarta libertad de
expresión a los ciudadanos y en que se salte las ordenes judiciales, no es
porque, al que no diga que sí, puede ser aislado y apartado.
Lo que más me
recuerdan, estas manifestaciones verbales, o verborrea política, es las
situaciones de cuando vives en un barrio marginal o en una zona controlada por
una mafia. Te dicen que matan a tu familia, y voluntariamente haces lo que te
dicen. Si no sigues las tendencias, eres marginado y peligra tu integridad, tu
familia y al final voluntariamente, si hubiese unas elecciones democráticas decidirías
legalizar a la mafia, la banda, los traficantes o cualquier grupo extorsionador
y de poder, ilegalizando a los jueces, abogados y por supuesto la policía.
Por supuesto
esta decisión no habría sido impuesta, ni adoctrinada, sino el ejercicio libre
de tu decisión democrática.
Hay comparaciones, que solamente desde la más
profunda decepción, tristeza y falta de esperanza de ver que hay personas que
son elegidas para defender, administrar, y elevar los niveles de humanidad de
los ciudadanos, a veces se comportan igual que los extorsionadores, maleantes y
mafiosos.
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