No pretendo molestaros

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Yui Shin

lunes, 23 de marzo de 2015

AHOGANDO LAS EMOCIONES

          ¿Cuántos pensamientos, tendría una mente si no hubiese sentimientos, ni emociones?
          También me pregunto si nos damos cuenta de que cuando nos sentimos: preocupados, con ansiedad, irritados, con miedos, alegres, doloridos, o prácticamente con cualquier sentimiento que podamos imaginar, lo primero que hacemos es dejar de respirar o lo hacemos mal. Todos sabemos que si dejamos de respirar nos ahogamos y morimos, no es fácil porque nos desmayamos antes, pero llegaríamos realmente a ahogarnos o morir con un sentimiento lo suficientemente intenso.
          Solamente hay un sentimiento, que origina junto con la buena respiración, el deseo de vivir, de ser amor, de responsabilidad, de paz, de bienestar, este sentimiento es: “La Felicidad”.
          El que las emociones y sentimientos sean tan importantes, no hace que sea fácil, poder manejarlos o dirigirlos, para conseguir esta vida que deseamos. Es por ello que durante años he intentado que las personas que he atendido, trabajasen con su simbología de los líquidos. Algo mucho más simple y lo que es más importante, que no intentamos controlar los sentimientos, que solamente nos produciría ansiedad.
          Ha habido desde niños a personas bastante mayores, con ansiedades, falta de autoestima, niños solitarios y retraídos, dolores de varias partes del cuerpo, incluso quien a sus más de 60 años ha superado su claustrofobia, falta de autoestima, no haber salido nunca sola, no haber montado en metro viviendo en Madrid, ni tomado un café en cafetería sin amigas, familiares o su marido. Se divorció, se fue a vivir sola, mejoró su relación con los hijos y por primera vez vivió como a sus 16 o 20 años, con alegría y su vida.
          Los niños suelen beber agua, orinan en cualquier sitio y con un chorro fuerte, una vida natural y emocional. Los bebes no controlan sus emociones, tampoco su orina. Solamente al empezar a vivir las emociones estas son expresadas oportunamente, preferentemente en el servicio y con el chorro un poco más flojo.
          Cuando queremos ver algo como es realmente, necesitamos una luz natural y buena vista o unas gafas bien graduadas y de cristales translúcidos, sin color. Hay personas que no ven colores o que perciben con equivocaciones las formas, pero no ver la realidad, a veces es simplemente ser soñador o tener miedos.
          Es por ello, que a todas las personas cuando me dicen que beben mucho, les digo que beban menos y a las que poco que beban más. Cada persona, cada situación, cada momento, tiene lo que es adecuado, lo correcto, lo mejor: “Suficiente”.
          En cuanto a qué tienen que beber: “Puede beber, 200 litros diarios de whisqui, de infusiones buenas para lo que sea, de zumos, o de lo que se quiera, esto no me interesa, lo único que me interesa es: Si no se bebe agua. Dos o tres litros de agua diarios, si se habla con su cuerpo y le da lo que necesita beber, lo que pida o necesite”.
          Las emociones en el agua, no tienen color o sabor que las modifique, al igual que las gafas de ver la realidad, lo que sentimos cuando nos sienta mal el agua o no nos apetece, bebiendo líquidos con colores y sabores, son nuestras fantasías, irreal.
          Parece ciencia ficción, pero ha habido niños, que con un solo masaje, comenzando a beber agua y no aguantándose las ganas de orinar, han cambiado totalmente su actitud y a relacionarse más con los compañeros. En los niños son fáciles los cambios, porque no tienen las pautas emocionales arraigadas. Siempre les extraña que lo único que le pregunto es: ¿Por qué no beben agua? Y ¿por qué se aguantan tanto las ganas de orinar? Y que les adivine su actitud y reacciones en cuanto a las emociones.
          La sangre es el líquido, las emociones que salen del corazón. Cuando una bomba mueve mucho caudal, por tuberías pequeñas, sube la tensión. Cuando queremos llegar donde no llega la manguera y apretamos en la punta, sube la presión. Cuando guardamos, el liquido está sucio, la bomba es pequeña, o las tuberías gordas, la presión se baja. Es el mismo caso, de un mal uso de lo que sale del corazón. No sirve guardarlo, ni sentir más o menos de lo necesario, no hay que exagerar, tampoco ensuciar, ocultar o disfrazar lo que sentimos, todo ello hace que no vivamos con la tensión necesaria.
          No bebemos agua, de la que estamos formados, la que usamos para limpiar todo en nuestras vidas, la que no nos añade sabor, color ni cambia el perfume de nuestros sentimientos, nuestras emociones. No orinamos, esperando una mejor ocasión de hacerlo. Perdiéndole el respeto a nuestro cuerpo, envenenándole, haciéndole ser el responsable de nuestra infelicidad, impidiéndonos con ello poder expresar nuestras emociones, nuestros sentimientos.

          Creemos ser personas emocionales, cuando la mayoría de las veces es saturación emocional, que impide que podamos vivirlas. Al igual que en la lavadora, hay un ciclo de limpieza que necesita: Vivir, suficiente agua, el tiempo necesario y que el agua que expulsamos arrastre la suciedad, para dejar limpio lo que hay en el interior, y no es la ropa.



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