Hubo un día
en que alguien dijo: “La religión es el
opio del pueblo”. No se si tanta gente como lo ha entendido, le preguntó,
¿qué es lo que quería decir?, imagino que no y que cada uno ha arrimado el
ascua a su sardina, como hacemos con todo.
Que inventamos:
la economía, la política, la sociedad, las carreteras, o las mariposas, todos
entendemos que es para sacarle beneficio, por supuesto no para todos, que somos
muchos, sino para mí, que es suficiente. No importa qué es lo que nos dan,
tenemos, inventamos o vamos a inventar, no somos responsables de las
consecuencias, para eso está: la política, la sociedad, los otros y por encima
de todas, en la única que la mayoría está de acuerdo, las religiones, que “ese tal dios” es tonto y no protesta.
En general la
frase fue pronunciada más por envidia y ansias de poder que otra cosa, pero al
igual que cualquiera que se pone a andar sin saber donde va, inmediatamente la
masa comenzó a seguirle, sin preguntar dónde iba. Es quizás por eso que Buda
dijo lo de: “Duda de todo. Encuentra tu propia luz”, “Tu
deber es descubrir tu mundo y después entrégate con todo tu corazón”.
Al final
copiaron la mayoría de los conceptos de las religiones, le cambiaron las tapas,
lo maquillaron un poco, cambiaron el nombre de Dios por el de partido, que
significa algo así como roto, hecho pedazos, probablemente porque no sabían cómo
lo iban a arreglar.
Al final
comenzaron a instaurar lo que decían las religiones para después de la muerte (esto
es solamente el malentendido de la gente), para hacerlo en la tierra que era
donde les interesaba a ellos. Para ello se dijo: que todos éramos iguales para
el partido, que éramos hermanos camaradas, que el partido nos protegería de
todo mal y nos perdonaría las equivocaciones, que viviríamos en un mundo de
felicidad y sin necesidades, que el partido defendería y protegería a los que
no fuesen de él, y lo único que había que hacer era aceptar que: la única
verdad era la del partido, que el partido no se equivocaba, que siempre nos veía
y que su representante era el secretario general con el presidente a la cabeza.
En las
primeras sociedades que se instauró, en China, prometieron repartir el dinero
de los ricos, fidelidad a Chian Kai-Shek y el cielo a los agricultores. En Rusia,
que puesto que el mal estaba en la religión y los zares, una vez
desaparecieran, vivirían en el cielo.
La verdad es
que les dieron el cielo a todos los discrepantes, terminaron con los ricos y su
dinero, todos son felices y es fácil verlo porque nadie se queja.
La frase de
Bruno Bauer, ha sido repetida por muchos que querían el poder, o sus seguidores,
pensaban que lo que alienaba a la gente eran las religiones, que les hacía sufrir
con una sonrisa en la confianza y espera de un mundo mejor. Así que le llamaron
política y cambiaron de sitio el cielo, pero la gente siguió siendo gente,
caminando tras alguien que no sabe dónde va. Así que se hizo la política de
izquierdas y promocionaron el reparto del dinero de los ricos que no fuesen dirigentes
o amigos del partido, el aborto, la eutanasia, porque no hay nada mejor para no
sufrir que “el opio”, sobre todo cuando se vive del pueblo. “La ignorancia y el saber, son el opio del
pueblo, vendido, recetado, regalado e impartido por la política”.
Es una frase,
tan fuera de lugar como la otra, porque no es religión: lo que está escrito,
contado, manejado, instaurado o hecho por un grupo que da unas normas.
No es política,
las gentes que se: enriquecen, la usan para alcanzar el poder, los que se
benefician de oprimir o de la ignorancia del pueblo, los que solamente dan
palabras de verborrea sin ninguna responsabilidad, solamente buscando su
beneficio.
El origen del
problema está en la mala memoria y que en siglos de evolución hemos llegado a
ser “gente”, perdiendo prácticamente la condición de persona y a años luz de la
humanidad.
En nuestros
primeros pasos, sentimos gratitud por todo lo que sostenía nuestras vidas: el
sol, el agua, las plantas, los animales, los elementos, las cuevas, las estrellas.
Sentimos, miedo, admiración y gratitud por: los volcanes, las tormentas, que
nos dieron el fuego; los terremotos, los cataclismos, que nos hicieron estar
pendientes y aprender de los otros animales. Estos peligros y necesidades, nos
hicieron unirnos en grupos, vimos que en la ayuda y la convivencia eran
importantes, que compartir era necesario porque el conseguir lo necesario, no
era tan fácil en aquellos tiempos.
Esta gratitud,
dio origen a los dioses, a los espíritus, las almas de: los bosques, del río,
de los pantanos, del gran árbol y de todo lo que se veía como grandioso, en su
propia individualidad, o en conjunto. Viendo que los animales morían y volvían
a nacer, que todo a su alrededor seguía este mismo patrón, probablemente
pensaron de alguna manera en la eternidad.
Este sentimiento de gratitud, ver y
sentir la grandiosidad en todo lo que les permitía vivir, sentirse protegidos
por todo el entorno, siendo también atacados por él, siendo responsables de sus
actos y sintiendo que todo cuanto había por encima y todo cuanto existía por debajo,
eran coparticipes de la misma Vida, llamaron Religión a esta gratitud que
llenaba sus corazones, que les permitía ser la misma Vida que cuanto había
alrededor, al conjunto de este Todo, le llamamos Dios, el cual solamente puede
existir en cada uno de nosotros, al igual que la política esta formada por los
que están al servicio del pueblo y que están incluidos en él.
“La Religión y la política deberían ser el opio
del pueblo, que adormeciese su condición de gente, despertando su esperanza de
Humanidad”.
Saber: Memorización, sin necesidad de entender, más de lo que te han explicado.
Conocimiento, Consciencia: Entendimiento profundo y razonamiento propio, del funcionamiento y relaciones de la Vida.
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