Un día me amaste, el
cielo y la Tierra estaban en la paz de mi corazón. Supe que nada me faltaba,
que tenía cuanto necesitaba, ¡suficiente!.
Un mismo,
día, me dejaste. Extrañado, miré a mi alrededor.
En soledad, miré en mi interior.
Detenidamente observando cuanto había.
Por primera vez comprendí, que nunca
hubo nada que me perteneciera, y que en este momento, cuando mis padres viven
en su mundo, mi familia en sus vidas, cuando la popularidad vuela lejos en el
viento, la riqueza de tener ni la recuerdo, los amigos son de ellos, tengo lo
que siempre tuve, lo que siempre tengo, la soledad de un ¡Suficiente! Que vuela
lejos y libre, en el viento.
Todo viene,
cuando el yo se ha ido. Porque incluso la Nada, a la que todo viene, no nos
pertenece. El yo que creía mío, dónde ha ido. La Vida que creía que nunca me
abandonaría, ha desaparecido. Pero aún, en el fondo del alma, a fuego de
corazón ardiente, un ¡Suficiente! grabado, pienso que ha permanecido y en
mirando, veo con alegría que también se ha ido.
Nada queda,
en eterno cambio, Todo ha desaparecido. Solo queda, lo que no veo, que no
siento, lo que nunca fue mío, la Vida, la Libertad que siempre he sido.
¡Suficiente! sin tenerlo, volando
lejos en el viento, es lo que siempre he tenido. Siempre sin tenerlo, porque,
¿Cómo tener lo que siempre he sido?.
Somos ¡Suficiente!, para deseos y metas,
para ser todo lo que seremos, que es lo que ya hemos sido. Para ir lejos, para
llegar al infinito, principio de la Vida, que ha llegado donde estamos y es ¡Suficiente!,
para llegar donde iremos, sin salirnos del infinito.
Hay quien tiene mucho, otros tienen poco,
nadamos en la abundancia o en la miseria, vivimos en la riqueza o en la
pobreza. “Por tener que incluir las dos orillas, para Ser el Camino”, que une
en un Aquí, en la Eternidad, el final con el principio. Nuestro nombre, el del
Camino, es: ¡Suficiente!.
Leído en el momento preciso.
ResponderEliminarSuficiente! Gracias
Gasshô