Todos los años le recibimos con regocijo,
le celebramos porque creemos que es nuestro Salvador. Al final, al ver que
seguimos viviendo nuestra vida, le traicionamos y sacrificamos, no porque Él se
equivocara, sino por nuestras expectativas y desilusión.
Nos dijo: “no devuelvas “ojo por ojo”,
vive escuchando al Corazón”, le pedimos que nos diese una nueva vida, con una
sonrisa, la Única Vida, en nosotros vio.
De nuevo, en libertad otro año tendremos,
para aprender a vivir desde el corazón, otra Pascua, otra Semana Santa,
traeremos: ¿Para que sea Santa?, ¿Viviendo y siendo responsables de nuestras
vidas? Para vivir en nosotros los cielos, abriendo nuestros corazones, o para
una nueva traición.
En la cruz viven: el sufrimiento, las
decepciones, las traiciones, los deseos del cuerpo, las ambiciones y las
separaciones, eso es lo que sacrificamos.
La Humanidad, el cielo, la unidad y la
felicidad, viven en el Corazón.
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