No pretendo molestaros

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Yui Shin

jueves, 5 de noviembre de 2015

DESDE LA IGNORANCIA


          Veía y escuchaba ayer, un vídeo de un sacerdote, en él negaba la existencia de Dios y hablaba de los conocimientos que se ocultan, para defender la Religión.
          No sé en que lengua hablaba, ni pude entender lo que decía, por lo que solamente puedo opinar desde la traducción.
          Algunas personas creen en Dios desde la ignorancia.
          Algunas personas no creen en Dios desde la ignorancia.
          No importa cuanto tiempo hayamos estudiado, aprendido o creído o no creído en Él, tampoco si le damos nombre o no. Cuando creemos en Dios desde la mente, desde lo que nos han dicho, desde aquello que solamente vive en nuestros deseos o miedos, no hay ninguna relación con Él, no hay cariño, menos aún amor. Es una creencia que nace de la ignorancia, no importa, si por las mismas razones no creemos en Él o creemos o no en la Ciencia. Cuando algo nace del simple razonamiento y no hay ninguna vivencia, cuando no hay amor sino miedo a las consecuencias de no creer o la responsabilidad de hacerlo, es ignorancia de la realidad.
          Tratamos de encontrar a un Dios que nos dé lo que deseamos, que arregle nuestras vidas, que nos ofrezca felicidad en la eternidad, que cumpla y sea como es definido en las religiones; que si un día le vemos o encontramos podamos reconocerlo porque es como nos han dicho; queremos amar a un Dios que nos dé lo que nos han prometido las religiones, que esté por encima de la ciencia, que nos explica cómo y qué son las cosas que contemplamos.
          Al igual que Judas, queremos un Dios beligerante que arregle la vida que hemos creado, con sus ejércitos de ángeles. Que nos libere no del imperio de Roma, sino de nuestras acciones, de lo que hemos creado, que nos quite el libre albedrío que destruye nuestra humanidad de la forma que lo usamos, que impida nuestras acciones y las del Universo, que nos proteja de las consecuencias de nuestras acciones.
          Somos unos ignorantes no de lo que es Dios, de lo que no Es, somos ignorantes del concepto que nosotros hemos creado. Somos ignorantes de lo que somos, porque hemos dicho que somos: “Parte del Todo”, “La Humanidad”, “Los hijos, la Creación”, “Que somos fruto del Amor”, “Que somos parte inseparable de una Vida Eterna”, “Que vivimos en una dualidad, siendo Uno”.
          Todos esos conceptos son los que definen a Dios, no porque Él nos lo haya dicho, sino porque nosotros lo hemos y nos hemos definido de esta manera. Mientras existan las partes, podremos negar o afirmarlo, pero el “yo", tendrá que existir, por haber percepción de las partes.
          Pero cuando existe el Todo, no puede ser percibido, entonces sin que haya percepción lo que existe es Dios.
          Cuando existen las partes, hay percepciones de infinitud de cosas, pero eso no destruye que siga existiendo el Todo, que en lo que percibimos lo veamos como perteneciente a un Todo, y por tanto creamos en Dios. O lo percibamos como cosas separadas que nacen y mueren, o que aparecen y desaparecen, y por tanto no creamos en la existencia de un Todo llamado Dios que nosotros hemos creado, no pasa de pertenecer a la ignorancia de la Esencia, del Espíritu del concepto Dios.
          Estos conceptos que definen la condición de Humanidad, no pertenecen a la mente, tampoco al espíritu, sino a nuestra totalidad, por lo que más que un conocimiento, intuición, sentimiento o experiencia, es algo que pertenece a una vivencia, a algo que tiene que crecer vivo en nosotros hasta que se manifiesta como una Seidad nuestra.
          El Amor, la Religión, Dios, existen en nosotros, no en nuestra afirmación o negación de ellos, porque si no existen en lo que nosotros somos individual y colectivamente, solamente serán producto de nuestra ignorancia.
          Ellos como conceptos, seguirán existiendo exactamente como son, inalterables, en la Eternidad de la propia Vida, hasta que no los neguemos, ni afirmemos; hasta que no los busquemos u olvidemos; hasta que no los pensemos, sintamos, vivenciemos o nos sean enseñados. Tienen que vivir en nosotros, siendo lo que somos.
                                                                            Entonces Dios Existirá, aún no Existiendo.


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