No pretendo molestaros

Al parecer, algunas personas se sienten ofendidas porque no las agrego a mi foro. No tengo, ni pertenezco a ninguno, simplemente escribo y lo publico en abierto, para que libremente pueda ser leído o comentado por las personas que lo deseen. Suelo comentar las páginas que me lo permiten y les parezca bien, de las personas que me añaden a su foro. Suele ser lo que siento al ver lo que han publicado, intentando dar una visión diferente, desde la que ha sido escrito. Lo que os agradezco.

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Yui Shin

sábado, 16 de enero de 2016

VIVIENDO LA MAÑANA


          En mi visita mañanera por las páginas que suelo visitar, me encontraba con tres frases que iba a comentar, cuando he cambiado de opinión y he decidido escribir primero sobre ellas, antes de comentarlas.
          Las tres son de la página de América, una es del D. Lama que dice: “Esta es mi religión simple. No hay necesidad de templos, no hay necesidad de la filosofía complicada. Nuestro propio cerebro, nuestro propio corazón es nuestro templo, la filosofía es amabilidad”.
          “Caro me lo fiáis Sancho”, es en la simpleza de las frases donde nos enganchan, pero también en la alegría que nos producen en alguna parte de nuestro ser, donde olvidamos mirar más allá, más de lo que nos dicen en su simplicidad.
          No hay que construir nada fuera para la religión, su templo donde realmente tiene que estar y vivir es en nuestros corazones, en nuestro ser. No se necesitan filosofías complicadas o explicaciones, de lo que tenemos que hacer y ser. Es en la simplicidad de ser lo que somos y aceptar lo que los demás son, la simplicidad para que la Religión de la Vida, se manifieste en nosotros.
          Simple, ¿No?. Simplemente manifestar la Vida que somos, ser la Religión de la Vida, en nuestra manifestación creando la filosofía de Ser, la misma que tiene la Vida.
          La segunda que comento es: “Recuerda esto: Ninguna cantidad de culpa puede cambiar el pasado, y ninguna cantidad de ansiedad puede cambiar el futuro”.
          “Todo es impermanente”, “La Vida es Infinita, atemporal”. Muchas veces he escrito que no podemos cambiar lo que somos, ni lo que hemos sido en los infinitos presentes, ni lo que seremos en otro tiempo cuando sea presente. Es una de las leyes de la Vida, pero no es algo que podamos aferrar y viajar o vivir en ello.
          Hasta estas leyes son impermanentes. Nosotros vivimos en el tiempo, todo es lo que percibimos y esa percepción, junto con nuestra experiencia determina lo que algo es. Hasta el pasado, que es multidimensional, cambia al cambiar nuestra percepción de él. No en su realidad, que no es la que percibimos, esta es atemporal e infinita, incluso nuestra culpa y nuestra ansiedad del presente, están en ese pasado y al mismo tiempo en el futuro, porque la Vida es un Todo, en el Ahora Eterno, sin pasado, sin futuro, porque ambos: “Siendo las orillas, están incluidos en el Camino Medio del Ahora”.
          El pasado y el futuro pueden ser cambiados, porque son parte de nuestra percepción del ahora. No hay realmente un pasado diferente a lo que somos, porque somos la realidad de ese pasado en el ahora, que es lo que somos. Pero incluso eso cambia al cambiar nuestra percepción del entorno, de nosotros, de la Vida. La Vida no cambia, porque simplemente Es, pero sí nuestra percepción, del pasado y por consecuencia del futuro, lo que hace diferente lo que somos en el ahora, el perceptor de lo que Es.
          Es por ello que cuando buscamos la Felicidad, no hablo de ser felices, sino existir manifestando la Felicidad, no es una cuestión de la: “Culpa, la insatisfacción, de la lucha, de la ansiedad, de la búsqueda,….,”. Con ello llegamos a una tercera frase:
“La verdadera felicidad es el estado de Ser”.
          Solamente dudo si la verdadera felicidad es: “el estado de Ser, o del Ser”.
          Es una simple “l”, pero al leerlo: “de Ser”, me sugiere la Seidad de algo, o algo que es. “Del Ser”, me sugiere la Seidad misma, sin un sujeto que tenga que ser.
          Es a veces el entender las palabras, lo que nos deja en el conocimiento intelectual, en la comprensión de lo que sabemos o recordamos de lo que nos han enseñado. Sentir lo que se lee, sin intervención de la mente, del conocimiento, nos permite apreciar otros matices. Entenderlo desde la mente emocional, es otra dimensión.
          Pero es cuando se miran las frases desde su Espíritu, desde un corazón que no es la emocionalidad o la mentalidad, sino como sede del Amor, cuando podemos apreciar las frases no por lo que está escrito, sino por lo que encierran en el espíritu de la letra, que no es diferente a la Felicidad del Ser, porque es siendo, cuando realmente apreciamos lo que algo es, ese siendo no es siendo algo diferente, que lee o comprende las frases, sino un Siendo, que al no excluir nada, incluye las frases también.


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