Hay civilizaciones
que han sido conquistadas innumerables veces, India, China. Cuantas veces
fueron conquistadas, los conquistadores se convirtieron a la cultura china o
hindú.
Ha habido
otras civilizaciones que han conquistado, a civilizaciones corruptas a las
cuales han destruido. Sobre sus cenizas levantaron la nueva civilización, que
nacía como continuación de la corrupción destruida.
Alejandro Magno,
comenzó la conquista de los bárbaros, pero pronto encontró que la guerra no debía
de ser para destruir, sino para crear algo mejor, por lo que soñó con un mundo,
en un solo país, una sola civilización, una sola hermandad.
Todas ellas
apoyadas en la muerte de innumerables guerreros, paisanos, niños, mujeres. No hay
guerras sin victimas, lo que sí hay es lo que se pretende con la batalla.
El Islam,
conquistó muchos países y civilizaciones, llevando su cultura, creando su
capital en países conquistados. Pero olvidaron que no hay conquista sin
respetar lo que es conquistado.
India respetó
a sus conquistadores, muchas veces fue conquistada sin oposición. Pero los
conquistadores fueron conquistados, aceptando gran parte del hinduismo, a pesar
de conservar su cultura.
China fue conquistada
muchas veces, pero ante la pasividad y falta de lucha por parte china, los
conquistadores se hicieron chinos.
Poco hemos
aprendido de la Historia, seguimos tratando de destruir lo que no nos gusta, lo
que tenemos, para construir algo mejor. Sin pensar que cuantas veces hemos
destruido la corrupción, el abuso del poder, solamente ha sido para cambiar de
métodos y de personas, nunca ha cambiado la corrupción, ni la ambición de poder.
Destruimos los
emperadores creando la República, que retornó a los reyes y emperadores. De nuevo
repúblicas, democracias, nuevas formas de monarquías. Pero no hemos cambiado lo
que hace los sistemas, a las personas, al pueblo, a nosotros mismos.
En sueños de
que alguien nos provea de: cielos, felicidad, poder económico, libertad,
derechos, mientras dormimos, somos utilizados por los despiertos que destruyen
lo que tenemos, prometiendo construir algo mejor. Durmiendo en el sueño, sin
darnos cuenta que somos autómatas, al servicio de la ambición que nada construye,
ni tan siquiera han destruido, que somos nosotros los que construimos nuestras
vidas, la sociedad de donde queremos salirnos.
Me preguntan
de qué partido soy, ¿qué les digo?.
Un día soñé
con un mundo en el que reinase la anarquía, entendieron: donde todo fuera
destruido, asesinar los poderes, a los que pensasen diferente, a los de
cualquier mano, a los que nos parecieran indignos. Pesadilla de un momento, de
una vida, en la que no soy comprendido.
Anarquía es
no necesitar poderes, porque soy responsable yo mismo. No tener derechos porque
ejercito mis responsabilidades, no dejando sin hacer nada, para que lo haga
el vecino. Utilizo y ni tan siquiera poseo lo mío, menos aún lo que nunca me ha
pertenecido. Todo es de todos, pero lo de los demás nunca es mío. Pienso y soy
responsable de ello, de mis actos, de mí mismo, porque una vez terminada mi
labor, puedo ayudar al vecino, cuando me pide ayuda, no imponiéndole lo que yo
decido.
Me gusta la
anarquía que tiene orden, responsabilidad, en la que cuanto es necesario es
construido, en la que sin que nadie me obligue, mi honradez, mi honestidad, mi
dignidad y dedicación es conmigo mismo, al servicio de todo, sin destruir lo
que otro ha construido.
Me preguntan
de qué partido soy, en la Vida no hay nada partido. Todo es entero, con un
cuerpo, dos manos, un corazón, donde el responsable es quien los usa, no el
vecino. Soy anarquista, si soy el responsable, de mí mismo.
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