Los chakras a
veces los vemos como algo místico, etéreo, extraño o simplemente como una
fantasía de la gente que quiere que todo sea una creación de alguien. Hay una
mayoría de científicos que los niegan al igual que los meridianos, otros dicen
que podría ser y algunos que hay indicios de su existencia.
Los que dicen
que los ven, nos cuentan de su forma, sus colores, unas veces están de acuerdo
otras difieren en el número de pétalos, en el tamaño, el color o dónde
influyen.
Al final es
todo la percepción del que mira, es simplemente de cómo son estudiados, porque
la realidad de su color está en ¿La frecuencia de luz que rechazan? O habría
que pensar que su verdadero color es el de las frecuencias que aceptan. Generalmente
el color que vemos es el de las energías rechazadas, pero probablemente la energía
que ellos transmiten al cuerpo depende de la que aceptan.
En India,
donde se origina al menos en lo que yo sé, los estudios, teorías y el concepto
de los chakras, o ruedas de vórtice. Es donde llegan las energías que el cuerpo
tiene dificultades para manejar directamente, pasan por los órganos y glándulas
correspondientes, bajando su frecuencia para ser usadas en el cuerpo.
Todos sabemos
que se pueden transformar muchos tipos de energías en energía eléctrica, el
vapor, el calor, la luz, la fricción, el magnetismo, el movimiento. Hay un
lugar donde hay una energía, que puede ser de cualquier tipo, si no sabemos cómo
usarla o aplicarla para que nos ayude, la transformamos en otro tipo de energía.
La Energía Universal, dependiendo dónde es usada o manifestada, se transforma
en el tipo de energía adecuado, algo que ocurre naturalmente y es el origen de
las diferentes manifestaciones energéticas del Universo, tanto del manifestado
o perceptible para nosotros, como el que no lo es.
Sabemos que
independientemente de la procedencia de la energía eléctrica, esta para ser
transportada a distancia, tiene que ser alta. Nosotros la movemos unos pocos kilómetros,
podemos imaginar la frecuencia que tiene que tener la energía y su frecuencia,
para atravesar el Universo sin pérdidas.
Luego hay que
intercalar transformadores, para poder utilizarla con la tecnología que hemos
alcanzado. Dependiendo dónde y en qué va a ser utilizada, se transforma en
otras energías, en diferentes tipos de electricidad o voltajes, potencias,
simplemente para que sea útil donde va a ser transformada en algo diferente.
Luego ponemos
el cuadro de seguridad y distribución, sacamos cables adecuados para
transportarla al lugar donde será aprovechada, colocamos nuevos utensilios y al
final, tenemos luz, calor o frío, música, imágenes, un calambrazo o información
de la propia electricidad.
Lo que no
podemos separar es la luz de la bombilla, del viento, la luz del sol o su
calor, del movimiento del agua o la reacción nuclear que fue uno de sus orígenes,
podemos ir a la mina, a los cambios de temperatura de las aguas oceánicas, a la
luna, las estrellas, al big-bang, los excrementos de animales o residuos orgánicos,
porque todo ello está en cada corpúsculo de luz que emite nuestra lámpara.
Sin olvidar cuanto hacemos y creamos
gracia a esa luz. Podríamos intentar estudiar la importancia, la necesidad o la
naturaleza de cualquiera de los puntos o momentos de esa energía, la realidad
es que si anulamos cualquiera de ellos, todo sería diferente, no podríamos
cambiar ese punto solamente. Siendo todos ellos interdependientes, el punto
considerado más bajo, es el comienzo de lo que consideramos retorno, siendo que
en ellos, o en la Vida, es un fluir de uno al otro, no desde arriba abajo o
derecha a izquierda, sino en un ir circular o esférico donde todos son
principio y final, arriba y abajo, derecha e izquierda, en donde no hay
discriminación o diferenciación de una manifestación a otra.
La importancia es su equilibrio y
armonía, un exceso de luz nos impide vez al igual que su defecto. Si ponemos
muchas bombillas para iluminar perfectamente, dependiendo de la energía
manejada, podemos dejar sin fuerza al frigorífico.
Nuestro ser es una armonía y un
equilibrio, de lo que somos, manifestado en nuestra mente, nuestras emociones,
nuestro cuerpo, nuestros órganos, nuestros meridianos al igual que en nuestros
chakras. No se trata de cómo está uno de ellos, sino lo que manifestamos en lo
que somos, lo que determina el estado de cada uno de ellos.
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